¿Qué pasará el día que abramos el grifo y no salga agua? ¿Qué pensaremos cuando, de pronto, las restricciones de consumo alcancen a nuestras ciudades y pueblos?
Estas situaciones ya han ocurrido en Castilla-La Mancha aunque sea la comunidad autónoma por la que discurre el río más largo de España.
Este martes, el presidente murciano López Miras intentó defender en el Congreso de los Diputados una propuesta de Ley para blindar el Trasvase Tajo-Segura… y se la tumbaron.
El PP de Feijóo y Núñez, junto a VOX, apoyó esta iniciativa que pretendía volver a los índices de fuga de agua del 2014, cuando Cospedal gobernaba en esta tierra. Y la excusa es solo una, el Plan Nacional del Agua, que está muy bien.
Ese postulado, sin embargo, queda en evidencia, sobre todo cuando todos sabemos que en Levante hay desaladoras, aguas subterráneas, sentencias judiciales y un montón de necesidades de servicio creadas sólo para beneficio económico de la costa levantina, eso sí, sin recursos naturales.
¿Alguien de estos iluminados que defienden ese Plan ha reparado que el trasvase del Tajo sigue desagrando este río y tenemos más mierda que agua? Esa vergüenza ha cumplido más de 45 años y ha servido para que Murcia progrese pero… ¿y nosotros?
Muchos políticos de Castilla-La Mancha, con Paco Núñez como claro ejemplo, tienen la boca chica para oponerse al trasvase pero se les agranda luego para pedir el voto. Un contrasentido
. Los agricultores y ganaderos de aquí también necesitan agua y si queremos que cada vez sean más y mejores no es de recibo que ese agua se vaya a lugares donde la Naturaleza no lo creó. Sigamos desunidos para defender el recurso más preciado de cualquier sociedad moderna y cuando llegue el apagón líquido nos echaremos las manos a la cabeza.
Si (
No(
