A las seis de la tarde llegaba el féretro con los restos mortales del alcalde de Talavera, Gonzalo Lago, que era recibido por su mujer Pilar Clavero, sus hijos Gonzalo y Esther, y sus cuatro hermanos, así como por toda la corporación municipal y decenas de ciudadanos, que rompieron en aplausos entre un doloroso silencio. Desde la puerta noble del Ayuntamiento, los servicios funerarios trasladaron el féretro hasta el Salón de Plenos nuevo donde se ha instalado la capilla ardiente.
El arzobispo auxiliar de Toledo, Ángel Fernández, fue el encargado de oficiar una breve ceremonia religiosa por el alma de Gonzalo Lago. Familiares, amigos, compañeros, militantes y simpatizantes del PP y de otros partidos, vecinos de Talavera y de municipios de la comarca quisieron trasladar su pésame y condolencias a sus seres queridos, incluso muchos de ellos no dudaron en dejar impreso su dolor en un libro de firmas instalado a los pies de la capilla.
Numerosas coronas y ramos de flores simbolizaban el cariño y aprecio por el regidor talaverano, cuyo féretro se instaló en medio del salón cubierto por las banderas de Talavera y España y el bastón de mando cruzado por encima con la medalla de concejal. En medio de la mesa plenaria, la fotografía con su imagen -colgada habitualmente en el Salón de Gestores-. Dos agentes de la Policía Local custodiaban el ataúd en tan solemne acto.
Horas más tarde de la instalación de la capilla ardiente seguían llegando las personas a honrar la memoria del fallecido alcalde y muchas más serán las que se sumen hasta las 20 horas de este viernes -15 de agosto-, de forma ininterrumpida, momento en que se procederá a realizar el funeral en la Colegiata de Santa María La Mayor -La Colegial-.