Felipe Medina
David Martínez | Miércoles 23 de abril de 2014
Últimamente, andan los rusos considerando si enterrar a la momia de Lenin o dejarla en la urna donde actualmente reposan sus restos.
Aquí, tenemos una papeleta parecida, pero nuestro muerto, huele a corrompido y debe ser enterrado cuanto antes, en evitación de que los infecciosos daños colaterales puedan seguir esparciéndose a través de la ya abatida sociedad española.
El zombi Zapatero, esta más muerto que la momia de Tutankamon, sin embargo, se niega a ser enterrado. Quizá, la soberana Angela Merkel, que llegará de visita a España próximamente, decida si los despojos de Zapatero, deben ser sepultados.
Zapatero, desgarradora sombra de la decadencia, a pesar de la humillante derrota sufrida el 22 de mayo, siendo su partido, aplastado electoralmente por el PP en todos los rincones de España, se resiste a dimitir y a convocar elecciones anticipadas. Su partido, debería ser consciente de que es un cadáver político que huele mal y es, además un gran estorbo para España y por tanto, debería darle sensata sepultura, para así, salir del atolladero de un entierro de tercera que se puede hacer eterno e infinitamente molesto.
Zapatero, a pesar de que sea un cadáver político, sigue siendo el máximo responsable de nuestros males. El primer dirigente del PSOE, el partido que más culpa tiene en los presentes dramas de España y el presidente del gobierno de España, es el político que nos sigue conduciendo hacia la ruina, la derrota y el fracaso. Zapatero es el símbolo de un sistema antidemocrático, opresivo, ajeno a la voluntad popular, cada día más repudiado por los españoles. Zapatero, es la máxima referencia de una forma deleznable de hacer política y el símbolo de la ignominia y del mal gobierno; es la prueba viviente de que la democracia española es marrullera, chapucera, siniestra, avarienta y corrupta. Es cierto que Zapatero es ya un cadáver político, pero un cadáver descarado y sin dignidad, empeñado en mantenerse en el poder, en contra de toda lógica y de la voluntad popular. Por ello el PSOE, cómplice sumiso de todos los desmanes y abusos zapateriles, debería ser digno sepulturero y arrojar, de una vez por todas, el cadáver de un muerto que, por vergüenza torera, deberán enterrar ellos.
El desastre y desatino de la era ZP, ha sido muy lesivo, pues han postrado y arrodillado a España en el desempleo, avance estremecedor de la pobreza, estímulo del nacionalismo radical y del independentismo. Igualmente, a través de la torpeza y mala gestión de la crisis económica, han hecho pactos con enemigos de España, sin otro fin que mantenerse en el poder, extender la corrupción galopante en el sector público, medios de comunicación comprados, Justicia intervenida por el poder político y un largo etcétera de desatinos y violaciones de las reglas básicas de la democracia que incluyen capítulos tan graves y vergonzantes como el desmontaje del Estado de Bienestar y del Estado de Derecho, con el beneplácito de los dos grandes sindicatos.
Zapatero, en resumen, es un cadáver que corrompe y es imprescindible enterrarlo cuanto antes. Deberían cargar con este “muerto”: el propio rey, los partidos políticos, los tribunales de justicia y fiscalía (enormemente politizados), los cientos de políticos españoles que se han enriquecido sin poder justificarlo, todos los que despilfarran el dinero público y los cientos de miles de enchufados, familiares y amigos de los políticos y partidos que cobran del erario público y que están asfixiando la economía española.
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