Felipe Medina
David Martínez | Miércoles 23 de abril de 2014
Es desproporcionado, 500.000 desahucios se han realizado en España desde que estalló la crisis, en los tres últimos años.
Muchas familias han caído en la pobreza y la desesperación porque les han arrebatado sus viviendas. De nada les sirvió que la Constitución Española proclame el derecho inalienable a una vivienda digna. En este país, las ventajas y el perdón solo son para los poderosos. Sin embargo, los más débiles, se quedan sin trabajo, sin hogar y sumidos en la pobreza. Alguien tiene que pagar los abusos de magnates, banqueros y políticos y se ha decidido que sean los más pobres. La culpa, por supuesto, la tiene este gobierno que, entre otros despropósitos, protege a los banqueros que, como es sabido, no son ni más ni menos que los usureros de la sociedad contemporánea. En la edad media, creo, de todos es conocido lo que se les hacía a tales facinerosos. Sin embargo, hoy por hoy, son los dueños, amos y señores y además, tienen la total protección de los gobiernos. Aquí, en España, cuentan con la total protección del gobierno “socialista” que, sistemáticamente, nos da la espalda a los obreros, hundiéndonos en la más absoluta miseria, a costa de favorecer a la tiranía prevaleciente.
El “socialista” Zapatero pudo haber evitado esa inmensa catástrofe y los torrentes de dolor que ha provocado. Su obligación como dirigente de un partido socialista y obrero, era –por ejemplo- haber negociado con la banca algunos años de carencia para que los que perdieran el trabajo no fueran también despojados de sus hogares, pero no, no lo hizo y sobre su conciencia debe pesar el sufrimiento de miles de familias. Pudo también haber cambiado la abusiva ley que permite a la banca no sólo recuperar los pisos que no se pagan, sino confiscar también el resto de los bienes del desgraciado deudor, pero no, no lo hizo, a pesar de que juristas de todo el mundo se escandalizan ante la injusticia y mezquindad que encierra esta inclemente ley española.
Zapatero y su gobierno “socialista”, en compadreo, comparsa y con la bendición de los subvencionados sindicatos han llenado las calles y plazas de España de pobres y desempleados, han arrebatado al pueblo la esperanza y la ilusión, han creado una juventud sin horizonte ni rumbo y hasta han conseguido que los sufridos ciudadanos españoles empiecen a sentir odio y rechazo hacia la casta política y el mismo sistema adulterado, simulado e injusto al que, sin serlo, llaman "democracia".
La inmensa mayoría de los españoles, estamos ya tan golpeados y frustrados que nos da exactamente igual que exista o no una democracia formal. Lo que la gente quiere es que la ley sea igual para todos, que los sinvergüenzas que roban ingresen en prisión, que un “socialista” energúmeno, por el hecho de pernoctar en la Moncloa, no tenga poder para endeudar a las próximas tres generaciones de españoles, situarnos en el vagón de cola de Europa y sumirnos en la más vil de las pobrezas.
Los pueblos de Túnez y Egipto han descubierto que sus respectivos mandatarios son injustos y que están gobernados por mafias indecentes, sin solucionar ni siquiera uno sólo de sus grandes problemas. Por ello, se han echado a la calle, decididos a poner fin a la opresión y tiranía. Es, sin duda, toda una lección para el pueblo español que, deberíamos seguir el mismo ejemplo para evitar que la lucha de nuestros padres y abuelos quede en una mera anécdota histórica en manos de la tribu política española y en especial de los “socialistas”, quienes a ritmo vertiginoso, desautorizan al pueblo y le sumen en la opresión más absoluta, mientras ellos se enriquecen abusivamente y favorecen descaradamente a la banca, el imperialismo americano y sus guerras y todo cuanto esté en contra del fidedigno socialismo y la clase obrera.
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