Manuel del Rosal
Redacción La Voz del Tajo | Miércoles 23 de abril de 2014
Mucho fue lo que la reforma laboral dio de si el martes 28 de febrero pasado. No es para menos.
Tres artículos, uno firmado por mí, otro por ti Ignacio y otro por Carlos González-Teijón. En tu artículo Ignacio me haces una pregunta a la que me siento obligado a contestar; no quiero que los lectores se queden con dudas respecto a mí. La pregunta era si el que mentía era Mariano Rajoy o tú en relación al abaratamiento del despido y la subida de impuestos. Y digo claro y alto que mentía Rajoy como mienten todos los políticos; es su naturaleza. Todo tu artículo Ignacio está revestido de la verdad, como lo está también el artículo – impecable en su objetividad - de Carlos González-Teijón al que desde aquí expreso mi agradecimiento por darme a conocer la fecha de la última regulación del despido – 1980 – Yo sabía que era antigua, pero no del pleistoceno en relación a los cambios que han acontecido en España y en Europa desde esa fecha hasta este año de 2012, cambios a los que hay que adecuar las relaciones laborales. En cuanto a mi artículo, no soy yo el más indicado para opinar sobre las verdades o mentiras que contiene, eso lo dejo al criterio de los lectores. Muchas veces y con la mejor voluntad creemos que no mentimos y, sin embargo, lo hacemos. Si quiero decir que mi artículo es la constatación de un hecho y la expresión de un deseo basado en la esperanza y en la prudencia. El hecho es que el gobierno de Zapatero ha dejado 5.200.000 parados, 1.500.000 familias donde todos sus miembros están en el paro y un 50% de nuestros jóvenes sin trabajo ni perspectivas. Gobierno que no movió un dedo para evitarlo amparado en unos sindicatos que, mientras esto sucedía, se fumaban un puro – habano, naturalmente – y pagado con nuestros impuestos, y aplaudían a rabiar a Zapatero que llenaba sus bolsillos – en el año 2010, en plena crisis y el paro superando ya los cuatro millones, las subvenciones para UGT y CCOO alcanzaron la cifra de 204 millones de euros – con el dinero de los impuestos de los trabajadores, esos que dicen ellos defender. El deseo, que coincide con el de Carlos González-Teijón, es que está reforma - con todas sus limitaciones y errores - sea buena para España y los españoles. ¿Hay alguien que no quiera desear esto?
Un proverbio dice así: “No hables mal del puente hasta haber cruzado el río” Dejemos que la reforma cruce el río, si demuestra que ha servido, todos los hombres de buena voluntad nos alegraremos; si no es así, esperaremos a las urnas para echar a quienes no supieron estar a la altura, como hicimos en noviembre con el anterior gobierno. Carecemos de la certeza para aventurar nada, lo único cierto es que España no puede seguir en la situación a la que le ha hecho abocar la ineptitud del anterior gobierno, arropado por unos sindicatos sordos ciegos y mudos a la situación – tremenda situación - de quienes dicen defender: los trabajadores y los parados.
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