Javier Rivas
David Martínez | Miércoles 23 de abril de 2014
Un partido que antepone sus intereses partidistas a la estabilidad del Estado, al final de ETA y a la superación de la crisis económica ¿merece gobernar?
Un partido político que dice que los alcaldes socialistas, los concejales, los diputados regionales y cualquier cargo del PSOE, son responsables de la crisis y del paro y que hay que votar en las próximas elecciones locales y regionales castigando al presidente Zapatero y a los socialistas al margen de lo que propongan para las ciudades, del trabajo que hayan hecho en sus pueblos y regiones, de los logros alcanzados, ¿merece gobernar? Un partido que cree a pies juntillas a los asesinos de ETA y a las actas que dicen levantar de sus reuniones con representantes del gobierno y son capaces de poner en juego toda la exitosa política antiterrorista por el mero hecho, mezquino y traidor de alcanzar el poder, al precio que sea ¿merece gobernar? Un partido que aclama a personajes como Camps, que divaga en la demencia más evidente, y que está metido hasta las cejas en la mierda del caso Gürtel con otro buen número de altos cargos del PP y que encima se permite decir que serán los ciudadanos los que dirán si es culpable o inocente con su voto ¿merece gobernar? Un partido que ampara su proyecto y lo sustenta en lo que establecen personajes como el director del tabloide del Mundo o la Gaceta o la bazofia de Intereconomía, etc. llena de auténticos dementes fascistas ¿merece gobernar?.
Ahora dicen que han conseguido que Zapatero se vaya, pero hace tiempo que la cabeza que buscan es la de Rubalcaba, al precio que sea. Son tan conscientes de la ineptitud de sus líderes, que si no juegan a su juego favorito, el rastrero, sucio y navajero, no podrán hacer que gente tan furibundamente inútil como el Sr. Rajoy o la Sra. De Cospedal, puedan llegar a concitar el apoyo de los ciudadanos.
Solo proclamando el odio, la inquina más absoluta hacia los socialistas, sin que la verdad ni los hechos les haga retroceder ni lo más mínimo, envueltos en la mayor desfachatez y mezquindad que pueda imaginarse, podrán llegar al poder. Su táctica es alejar lo más posible a la gente de la política hacer que renieguen de ella, convertirla en despreciable, para que se queden en casa y puedan, con sus incondicionales de siempre, mitra y excomunión en ristre, conseguir su único y exclusivo objetivo. El poder. España y los españoles, les tocan los…
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