¿Qué son los valores?

Cuando le preguntaron a Dominique Lapierre qué se debería atajar primero en un país pobre no dijo "economía", sanidad" o "defensa", dijo "educación y cultura".

Sólo si se sabe pensar, se tienen armas para progresar. Pero ¿qué es pensar? Muchos confunden "saber pensar" con adherirse a una ideología de prestigio que supuestamente contiene valores correctos y prefabricados y gritarlos. Sustituyen así el arte de pensar por el arte de militar… simplemente porque no saben pensar. Porque para pensar, como dijo Ortega, lo primero es poner en duda las propias convicciones.

Las circunstancias nos empujan a que nuestro único valor sea el dinero. Es por eso que el estrés y la vorágine no sólo responden a una imposición externa, lo buscamos conscientemente porque, de otro modo, no sabríamos que hacer con nuestro tiempo, pues carecemos de valores para aprovecharlo. Cuando citamos valores, decimos "trabajo", "buenas formas" y "respeto" porque desconocemos otros como la sensibilidad, el estímulo del arte o la conversación inteligente. Los empresarios elaboran cuestionarios prefabricados para seleccionar a su personal porque ellos tampoco tienen capacidad para reconocer al que vale, ordenan a recursos humanos que escojan al obediente, no quieren emprendedores que piensen porque las empresas son mecanismos sin riesgo que sólo quieren producir de manera uniforme y rutinaria, porque lo nuevo agobia cuando uno desconfía de sus propias capacidades o cuando el entorno sólo se protege, devora, compite o pone trabas. Así hemos creado una sociedad cómoda donde la mayor aventura es aprovecharse y escurrirse en el caos, porque nos sentimos como el mono de Kafka ante una política donde sólo imperan dos valores, el que sanciona a quien los insolidarios con el indiscutible e improductivo "bien social", véase la limitación a 110, sutil exigencia soviética bajo pena de multa, o el que sólo piensa en dinero, generado por el sacrificio, véase la propuesta del copago.