Destacado | PROCESIÓN SILENCIO
Javier Fernández | Miércoles 23 de abril de 2014
Las previsiones no hacían muy halagüeñas las esperanzas entre la Cofradía del Santísimo Cristo de la Espina, aunque finalmente la climatología respetó de principió a fin la procesión del Silencio que cada año se celebra el Miércoles Santo. Decenas de personas cruzaron el río Tajo para ver la salida de la imagen mariana del colegio Madre de la Esperanza hasta su entrada en el Puente Romano. Gran solemnidad al paso del Cristo por este viaducto, una de las imágenes más bellas y emblemáticas dentro de la semana más religiosa del año, por excelencia.
Silencio sepulcral sólo interrumpido por el sonido de las matracas de los cofrades y la tímida corriente de las aguas al pasar por los ojos del 'Puente Viejo'. Y al otro lado del río, en la zona de la ribera, se agolpaba la gran multitud de fieles enmudecidos con esta estampa, la única en la que el paso procesional puede verse reflejado en el espejo de las aguas. Con paso lento y firme, la advocación de esta cofradía fue recibida por la Banda de Cornetas y Tambores Nuestro Padre Jesús Nazareno, que siguió a la procesión hasta el final del recorrido.
El rigor y el respeto por esta procesión se pone de manifiesto con el apagado del alumbrado público al paso del Cristo, haciendo aún más especial la ruta de la comitiva por lugares tan emblemáticos como las Murallas, la Plaza del Reloj o la Corredera del Cristo. El punto final del trayecto tuvo lugar en Iglesia de La Colegial, donde cofrades, costaleros, hermanos y acompañamiento pudieron mirar al cielo sabedores de haber cumplido.