La noche del Miércoles Santo en Talavera de la Reina dejó un sabor agridulce para cofrades, fieles y vecinos. La esperada Procesión del Silencio, organizada por la Cofradía del Cristo de la Espina, tuvo que ser suspendida debido a la persistente lluvia que cayó sobre la ciudad justo en los momentos previos a su salida.
A pesar de la meteorología adversa, decenas de personas se congregaron en las inmediaciones del templo, aguardando con devoción y en respetuoso silencio la posible salida del cortejo. La decisión de cancelar la procesión fue tomada con dolor, pero también con sentido de responsabilidad. “Fue una decisión difícil, tomada por respeto a la imagen de nuestro titular, a los cofrades y a todos vosotros”, expresaron desde la Cofradía a través de sus redes sociales.
En un emotivo mensaje publicado horas después, la hermandad quiso agradecer la paciencia y comprensión de los asistentes. “Sabemos que muchos de vosotros llevabais tiempo esperando este momento, con el corazón dispuesto y el respeto que esta procesión merece”, señalaron. Lejos de ser una noche vacía, fue una noche de comunión silenciosa bajo los paraguas, de fe contenida, y de respeto compartido.
Se rezó una oración en La Colegial en honor al Cristo y un grupo de unos 40 jóvenes se fueron a la capilla del Santísimo a orar por propia iniciativa.
Aunque la imagen del Cristo de la Espina no recorrió las calles de Talavera, sí lo hizo, como ellos mismos afirmaron, “por los corazones de todos los que estábamos allí”.
La cancelación, lejos de apagar el fervor, reafirmó el vínculo entre la cofradía y su gente, que una vez más mostró que la Semana Santa talaverana se vive tanto en la calle como en el alma.
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Fotos: Luis Muñoz.