Los Territorios nolibres defendían su derecho a poner fin a la insurgencia y advertían que podrían reclamar daños a los territorios libre por la injerencia en sus asuntos internos. Los ejércitos avanzaban por tierra, conquistaban los silos y se dirigían hacia las ciudades del poder. Los ciudadanos habían obstaculizado a sus propias fuerzas y habían ayudado al ejército de liberación con datos, situaciones y lugares precisos para poder avanzar sin resistencia.
Una gran representación civil estaba organizada en los territorios nolibres y colaboraban por el éxito de la operación. Un pequeño foco en las urbes del poder fue lo único que quedo después de liberar el resto de los territorios.
El reducido viejo Estado quedó activo, los ganadores de aquella batalla no quería aniquilar al enemigo, quería demostrarle que podían contar con sus ciudadanos para el gobierno y admitieron su poder en minoría para hacer la transformación. Este moviendo por sorpresa dejó sin argumentos al viejo Estado.
Los ciudadanos formaban parte del nuevo sistema y querían su representación como sociedad organizada. Los libertadores se fueron. Dejaron una sociedad estructurada con los cimientos del Estado represor y así empezó el diálogo.
Los vencidos reconocieron el valor de la ciudadanía al considerarlos dignos de estar representados por su fe en el territorio. Habían obrado como amantes de su frontera y dieron el valor a considerar, que si antes eran enemigos a partir de ahora tendrían que ser corresponsables de la Gobernanza.
Se fundía la vieja tradición con el nuevo ciclo. Se devolvieron las libertades, se restableció el equilibrio distributivo, sellaron la paz con los Territorios libres, volvieron los medios y quedó establecido Internet2 como el nuevo protocolo de comunicación global.
Todos los territorios aceptaron el desarrollo del nuevo concepto y hubo una explosión de conocimiento, creatividad e inspiración como nunca en ese fin de siglo había vivido. Se implementaron más satélites, se prohibió por todos los territorios el ataque con misiles a objetivos civiles, así se les consideró desde entonces a los transmisores de comunicación en órbita. Cualquier amenaza sobre ellos pondría en pie de guerra los territorios libres para devolver el poder a los ciudadanos.
Se firmaron acuerdos de garantía de paz, los dos bloques quedaron en uno solo. El mundo descansaba tranquilo por segunda vez en el Siglo21, pero no duraría demasiado. Los territorios libres liberados consideraban que el modelo que había desarrollado era más transparente y justo que el que gozaban los territorios libres emergentes y con la propagación de la potente Internet2 ya generalizada, empezaron a motivar a los ciudadanos de los territorios libres emergentes a que desarrollaran su propio modelo con la experiencia de ellos y rompieran con las cadenas de las organizaciones que les había llevado hasta allí.
Les invitaban a imaginar un modelo activo de participación donde los ciudadanos fueran realmente los protagonistas para crear una Confederación de Ciudadanos en defensa de sus propias creaciones, sin injerencias de la Gobernanza del territorio que había sido el modelo impuesto durante todo el Siglo21.
Continuará…