Reza la canción que cuando un amigo se va, algo se muere en el alma. Y es verdad que un pedacito de nuestro corazón se apaga justo en el momento que sus ojos se cierran para siempre. Permítanme hoy que les hable de quien se ha ido habiendo dejado huella en esta cosa de la comunicación.
Este miércoles 30 de julio hace justo una semana que Raúl Díaz, alguien que encontró en la prensa una de sus realizaciones personales, nos dejaba. El fue subdirector de La Voz del Tajo durante muchos años. Dedicó a esta cabecera gran cantidad de sus desvelos y multitud de ilusión por ver cómo se podía comunicar de forma diferente.
Quizá no era tan canónico como se podía esperar de él. Gustaba del riesgo, de la innovación, del experimento y de la observación. Era valiente. Y es posible que cometiera mil errores, todos caemos en ellos cada día. Pero les aseguro que no tenía maldad alguna. No es baladí pensar que su sección se denominara ‘Duermevela’. Tenía cien recovecos antes de ser escrito, sobrepensaba en exceso y, precisamente, ese interés por conocer, por aprender o por saber más… hacía de Raúl alguien especial.
A día de hoy, quiero imaginar que mi amigo –un hermano de los que se eligen– habría disfrutado tecleando cada frase de tanto como hay que comentar en el panorama informativo. Le encantaba hablar de política, de economía, de deportes o de cualquier otra faceta en que se le ofreciese una opinión contraria. Los aranceles de Trump, los escándalos de PP y PSOE, cualquier calle sucia o ese balón que no entró en el último minuto suponían carnaza de sobra para su sempiterno análisis, ácido pero a la vez delicioso de leer.
Una oda a la amistad nunca sobra, por encima de tantas banalidades que llenan nuestra existencia de situaciones realmente improductivas. A lo largo de la vida, uno conoce personas que merecen cualquier pena por tenerlas al lado, a fe se lo digo. Uno se vuelve selecto en ello pero cuando llega lo notas.
Raúl Díaz Gutiérrez no se ha ido del todo porque sus letras permanecen escritas negro sobre blanco y en el corazón de quienes le seguimos queriendo. Querido amigo, sé que estás en ‘Duermevela’, y yo contigo, ahora más que nunca.