Aprendemos como sentirnos respecto a la vida con nosotros mismos y a la vida cuando somos pequeños, nuestra forma de actuar de decidir... y eso que aprendimos en su día nos funcionaba, pero con demasiada frecuencia lo conservamos cuando somos adultos y a menudo eso no nos funciona en la vida.
Así pues Aprendemos esas cosas cuando somos muy pequeños y la aprendemos de nuestros padres pero eso no es motivo para culparlos porque en realidad todos somos víctimas de victimas, es imposible que alguien nos enseñe algo que no sabe, si te criaste en una familia con miedo es posible que tiendas a asustarte porque es lo que aprendiste en tu infancia, eso no es correcto ni incorrecto, no es bueno ni malo, simplemente es.
Debemos de saber que nuestros pensamientos definen nuestro carácter que crea las lentes a través de las cuales vemos el mundo.
Estamos acostumbrados a ver la negatividad que existe en el mundo, sin embargo, al dirigir constantemente nuestra relación hacia ella no hemos conseguido cambiarla por lo mejor. Tenemos que ser consciente de que donde quiera que se dirija mis pensamientos es ahí donde irá también nuestra energía.
El pensamiento es como una semilla, cada pensamiento produce una flor y su propio fruto, Es decir los pensamientos pueden ser constructivos o destructivos, amorosos o rencorosos, de felicidad o depresivos. Cuando somos capaces de entender y utilizar esta energía de la mente entonces podemos canalizar para producir aquellos "frutos" que nos proporcionan más felicidad y contentamiento.
Para poder entender cómo se crean nuestros pensamientos, y como se expresan en palabras y en acciones. Debemos de saber que nuestra mente es nuestro mejor amigo si la alimentamos con pensamientos positivos, pero se convierte en nuestro peor enemigo si la alimentamos en pensamientos negativos e inútiles. La calidad de este "alimento" depende por completo de nosotros. Aunque las circunstancias exteriores nos influyen fuertemente aún así podemos convertirnos en los maestros de nuestra mente e ir más allá de esa influencia. Nuestro esfuerzo para lograr este estado depende del objetivo que nos hemos fijado para nosotros mismos.
Hay dos factores que influyen en nuestra forma de pensar.
1. todas las influencias externas en nuestra vida diaria, por ejemplo, la gente con la que estamos en contacto, situaciones que debemos afrontar, todo tipo de noticias en la prensa, etc. Dependiendo del interés o la atención que le demos, de acuerdo a ello es su influencia en nuestra mente.
2. Impresiones de nuestro subconsciente, estas impresiones pueden ser positivas o negativas, las últimas son debidas a profundos hábitos causados por acontecimientos del pasado. Todo lo que está profundamente alojado en el ser.la influencia de los hábitos fuertes o del pasado profundamente enraizados en la conciencia del ser, son más difíciles de detectar y por tanto, más difíciles de revisar y controlar.
Pero sea la influencia del exterior o del interior o de ambos la respuesta es la misma. En algún lugar de mi interior tengo que tener la capacidad o poder para filtrar o analizar los patrones o tipos de pensamientos creados de manera que mis palabras puedan ser positivas y de beneficio para mí y los demás.
El trabajo de la mente es crear pensamientos, luego estos se convierten en palabras y acciones. Las impresiones son características de la personalidad que constantemente alimentan la mente y determinan la creación con las influencias exteriores. Estos rasgos o hábitos trabajan automáticamente.
¿Cómo revisarse y cambiar? ¿Cómo hacer que estas impresiones paren de crear automáticamente patrones de pensamientos y de acciones negativas?
La respuesta es que tiene que haber un objetivo de cambiar, para ser más positivo y mejor y reside en uno mismo no en ningún poder exterior.
Luisa María Carro