Salvador Aldeguer
PTEN
miércoles 23 de abril de 2014, 10:51h
Agobiados por tanto desastre macroeconómico; ahogados por las garras del sistema financiero; despistados por la crónica social; y espantados por tanto tejemaneje entre empresarios y políticos, me parece que se nos ha pasado por alto una noticia que ha cruzado de puntillas el escenario de los medios informativos y que, bajo mi punto de vista, bien podríamos calificarla como una de las noticias más relevantes del siglo.
Vivir más, comiendo sin temor a engordar y protegidos frente al cáncer podría ser algo más que una quimera científica. El trabajo, o boceto de milagro, lo están realizando Manuel Serrano y Ana Ortega, investigadores españoles del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) en estrecha colaboración con un grupo especial de valientes ratones, también españoles, diseñados genéticamente, y que ya forman parte, por su altruismo y heroicidad, de la leyenda que nos está llevando a humanos y roedores a darle este inesperado mordisco a la esperanza. Los investigadores estaban experimentando con un gen ‘anticáncer’, el gen Pten y observaron que los ratones portadores del Pten, además de ser más resistentes al cáncer que el resto, vivieron un 12% más de media, dato que trasladado a la vida humana significaría unos diez o doce años más de vida. Pero el resultado positivo aún les deparaba otra sorpresa, los ratones portadores del Pten, eran bastante más delgados que sus compañeros pese a comer bastante más que ellos. De hecho, corrían menos riesgo de desarrollar diabetes y su hígado toleraba mejor las grasas que el hígado de sus congéneres normales. Los ratones con el gen Pten, tenían una mayor cantidad de grasa marrón, un tejido que utiliza la grasa para convertirla en energía, impidiendo que el exceso de nutrientes consumidos se almacene, formando lo que comúnmente conocemos como ‘lorzas’ o ‘michelines’. En definitiva, que el tal gen Pten puede resultar ser un escudo defensivo natural contra los efectos de la obesidad, es decir: ictus, cáncer, ataque al corazón, insuficiencia cardíaca y renal, arteriosclerosis y diabetes. El CNIO ya ha desarrollado un compuesto con el mismo efecto beneficioso que el gen Pten. Ahora bien, la celeridad con la que se pongan en marcha los pertinentes ensayos clínicos, probándolo en pacientes humanos, depende en gran medida de que este centro cuente con los recursos económicos suficientes como para poder licenciar el compuesto y efectuar la inversión millonaria suficiente. Si no tuviésemos el sentido común tan atrofiado, nos dejaríamos de gilipolleces y dedicaríamos todos los esfuerzos en apoyar esta maravilla de investigación, pero, vaya usted a saber, en una de esas, el chupatintas de turno se habrá llevado las manos a la cabeza pensando en que también habría que retrasar la edad de jubilación entre diez o doce años más, sin contar con que además, se nos iba a tomar por saco la dieta mediterránea. Sin olvidar, por supuesto, que si se anula la posibilidad de amortización de los costosos aparatos de la industria sanitaria, se anula la posibilidad de que alguien esté haciendo negocio con nuestra vapuleada salud. Sería todo un detalle poder vivir doce años más, hacerle una finta al cáncer, y poder comer lo que quisiésemos sin engordar. Pero de momento les resulta más rentable mantenernos acojonados, culparnos por nuestra mala cabeza y nuestros peores hábitos que deterioran nuestra salud, y así, poder sacarle partido a la puta y costosísima maquinita del hospital que hace ‘piiinnng’. Tenemos la pasta. Tenemos el nombre del gen. Si queremos, esta vez, el asunto está en nuestras manos.
Manzana – S.
Abrir carpeta.
Monkey Business.
¡Piiinnng!