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Conociendo el Corpus Christi, más allá de Toledo

Conociendo el Corpus Christi, más allá de Toledo
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Escrito por Ana María Castillo Pinero

Por LVDT
lunes 02 de junio de 2025, 09:30h

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“Hay tres jueves al año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el Día de la Ascensión”. El Corpus Christi es una fiesta que celebra la “presencia real” de Jesucristo en el pan de la Eucaristía, sesenta días después de la Pascua de Resurrección. Sin duda, la de Toledo es la fiesta más conocida, pero no es la única perla de la provincia. El Día del Señor no empieza y termina en la capital. En cada rincón de nuestra tierra se escucha el tradicional canto “Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar” y todos los pueblos brillan al pasar de sus custodias.

EL ORIGEN DEL CORPUS CHRISTI

Esta fiesta se celebró por primera vez en el siglo XIII, tras ser emitida la bula “Transiturus de hoc mundo” por el papa Urbano VI en el año de 1.264. Su origen está en el milagro acontecido cuando el sacerdote Pedro de Braga sintió dudas sobre la presencia real de Cristo en la Hostia, y ésta comenzó a sangrar.

La fiesta del Corpus Christi se extendió rápidamente. Salió de las iglesias para tomar las calles, en oposición a las ideas heréticas de Berengario de Tours. Este teólogo francés negaba el milagro de la transustanciación, es decir, la conversión real del pan en el Cuerpo de Cristo. En 1.551 se dijo en el Concilio de Trento: “Que se celebre la fiesta del Corpus, como manifestación del triunfo de la verdad sobre la herejía “

La primera procesión de Toledo documentada es de 1.418, aunque es posible que la celebración sea mucho más antigua. En el siglo XV la fiesta fue ganando popularidad. A partir de los S XVI y XVII se forjan las preciosas custodias y se incide en la representación de los autos sacramentales.

A pesar de las diferencias en cuanto a las formas de expresión, en esencia, toda fiesta del Corpus Christi tiene una serie de elementos comunes (solemnidad, triunfo del Bien, participación ciudadana), que cada pueblo interpreta según su costumbre. Cabe destacar la declaración de Bien de Interés Cultural de las festividades de Camuñas y de Lagartera en nuestra provincia.

LA MAYOR SOLEMNIDAD

La procesión del Corpus Christi representa la mayor solemnidad de la Iglesia, y por eso las calles se engalanan. Vemos muestras de esta grandeza en los cuarenta altares ricamente confeccionados de Lagartera, de cuyo Corpus se ha dicho que es un museo al aire libre. Estos altares elaborados con esmero, son una muestra de fe, tradición y devoción hacia el Santísimo Sacramento. En ellos se pueden apreciar telas muy trabajadas e imágenes del Niño Jesús preciosamente vestidas. Los vecinos llevan el traje típico de la localidad, configurando una bella estampa en su conjunto.

Como antiguamente las calles no estaban pavimentadas, se tapizaban de juncos y plantas aromáticas para impedir que el polvo se levantara. Esta práctica derivó en la realización de alfombras de serrín y pétalos, de las que tenemos una excelente muestra en Los Navalmorales, con una tradición de décadas en su elaboración. Motivos geométricos, florales, eucarísticos, configuran una explosión de arte que inunda sus calles, en la que participa gran parte de la población.

Otra forma de engalanar es proteger el recorrido de la custodia mediante toldos, y adornar las fachadas y balcones con mantones vistosos. Muy original es la propuesta de Santa Olalla, con un toldo colorido de más de 1.100 metros cuadrados, tejido a ganchillo por sus vecinas. En Talavera se cubren las calles de toldos pintados a mano, con figuras representativas del Santo Sacramento.

El mayor protagonismo es para las custodias, que guardan en su interior la Sagrada Forma y permiten su exhibición. Procesionan bajo palio o alojadas en ricos templetes o baldaquinos, decoradas con adornos florales llamativos y campanillas. La más conocida es la Custodia de Arfe de Toledo, pero bien relucen la de Talavera, con sus andas de querubines, y la de Yepes, con su león rampante. Las personas que ocupaban antiguamente la junta directiva de la Archicofradía Sacramental de Torrijos, recibían el nombre de Maestros de Cera, porque eran los encargados de reponer las velas durante el recorrido de la procesión, y las Misas de Minerva (misas para la exaltación sacramental que se celebran el tercer domingo de cada mes), para que la custodia permaneciera siempre iluminada.

La luz, el incienso, las flores, los colores, los altares, las alfombras, las vestimentas, el brillo de las custodias, constituyen una experiencia sensorial exuberante, en la mayor fiesta de la cristiandad.

EL TRIUNFO DEL BIEN SOBRE EL MAL

En los siglos XVI-XVII, se hicieron populares los autos sacramentales. Éstas eran formas de teatro religioso, que trataban de acercar los misterios de la fe a la población analfabeta. Muchos de estos autos eran alegorías, es decir, a través de ciertos personajes se daba vida o se encarnaban las cuestiones sobre el alma, el pecado, la gracia…

En Yepes, con motivo del Corpus Christi, se representan escenas de este tipo en sus Jornadas Calderonianas, puesto que Calderón de la Barca escribió un auto sacramental por encargo de dicha población, llamado “El Mágico Prodigioso” en 1.637.

De esta época vienen las tarascas, animales de grandes dimensiones en forma de dragón o serpiente que representan el mal, y circulan descaradas por las calles de algunas localidades, conducidos por una maléfica mujer sobre sus lomos, la tarasquilla (supuestamente Ana Bolena). Esta tradición procede de la leyenda de Santa Marta, quien fue capaz de domar a un monstruo en la región francesa de Tarascón.

Otra forma de representación del triunfo del Bien sobre el mal, son los Danzantes y los Pecados de Camuñas. Los Pecados emiten ruidos desagradables, arrastran sus varas, van vestidos de manera opulenta y llevan barba, representan lo mundano, el mal. Los danzantes son sencillos y narigudos, se acompañan de música alegre, encarnan las virtudes y las almas benéficas. El trasfondo de este tipo de escenografías es siempre el mismo: el Bien, representado a través de la Exaltación del Santísimo Sacramento de la Eucaristía, vence al pecado.

LA PARTICIPACIÓN DE TODA LA COMUNIDAD

Pero si hay algo que caracteriza al Corpus Christi es la elevada implicación de toda la comunidad en su organización. Más allá de las Cofradías y Asociaciones, son muchos los vecinos de los pueblos que colaboran en la ejecución de alfombras, en la disposición de los altares, en las representaciones alegóricas. Hay formas de manifestación muy espectaculares y bien organizadas, y otras que son humildes y espontáneas, pero no por ello menos valiosas. Tan Corpus es el de Toledo, con todo su empaque, como el Corpus “del apaño” de nuestras abuelas, donde las colgaduras eran las colchas y mantelerías del ajuar que ellas mismas bordaban. Porque en definitiva, el Corpus Christi, es ese momento de alegría, de sacar a la calle los tiestos de pilastras y geranios, de colocar alguna vela, algún relicario…Es ese día de acompañar a la custodia y detenerse en cada altar, de ver a los niños de comunión tirando pétalos, de ver a nuestros mayores santiguarse con respeto. Es el día en que nuestros pueblos se transforman en un solemne escenario donde: “Dios es el Autor de este Gran Teatro, y el alma, el actor” (El Gran Teatro del mundo. Calderón de la Barca 1.630).

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