La segunda ola de calor del verano ya está azotando gran parte del país y podría convertirse en una de las más largas e intensas jamás registradas en España. Así lo advierte Samuel Biener, meteorólogo de Meteored, quien señala que este episodio, iniciado oficialmente el domingo 3 de agosto, podría prolongarse hasta casi mediados de agosto, e incluso más allá, si se cumplen los escenarios más extremos que manejan los modelos actuales.
La entrada de aire muy cálido desde el norte de África, impulsada por la configuración sinóptica y la renovación constante de la dorsal subtropical, está detrás de esta situación extraordinaria. Ayer mismo, ciudades como Badajoz alcanzaron los 43,4 ºC, mientras que otras zonas del sur y centro peninsular —como Córdoba, Ciudad Real, Sevilla o Jaén— superaron con creces los 42 ºC, marcando el inicio de un episodio sofocante y potencialmente peligroso.
Lo que hace especialmente alarmante esta ola de calor no es solo la magnitud de las temperaturas diurnas, sino su persistencia y amplitud geográfica. Durante buena parte de esta semana, amplias zonas del interior y sur peninsular alcanzarán entre 43 y 45 ºC, y muchas otras rondarán o superarán los 40 ºC.
Incluso áreas del norte y noroeste, como el valle del Miño o la meseta norte, experimentarán máximas cercanas a los 40 ºC, algo muy inusual para esas latitudes. En la cornisa cantábrica, donde rara vez se alcanzan estos valores, se podrían superar los 35 ºC, y el bochorno será especialmente notable en la costa mediterránea.
Tampoco dará tregua el calor por la noche. Se esperan mínimas por encima de los 25 ºC en muchas zonas del interior, sur, este, Baleares y Canarias, lo que dará lugar a intensas noches tropicales, incluso en regiones del norte donde este fenómeno es muy poco habitual. Esta acumulación de calor sin descanso supone un riesgo importante para la salud, especialmente entre los colectivos más vulnerables.
Otro factor a tener en cuenta serán los fenómenos que podrían influir en la evolución diaria de las temperaturas. El polvo en suspensión, que se extenderá de sur a norte en distintas pulsaciones, podría frenar el ascenso térmico durante las horas centrales en algunas zonas. Además, los modelos apuntan a la posible formación de nubosidad media e incluso al desarrollo de tormentas aisladas, lo que podría generar actividad eléctrica significativa y elevar aún más el riesgo de incendios forestales.
Los expertos recomiendan estar atentos a los avisos oficiales y seguir estrictamente las recomendaciones de salud pública y protección civil, ya que estamos ante un episodio de calor que, por su duración, intensidad y extensión territorial, podría pasar a los registros históricos como uno de los más duros desde 1975, año en que comenzaron las estadísticas oficiales sobre olas de calor en España.