www.lavozdeltajo.com

ARTÍCULO

El ajuar de la novia. La importancia, o no, del matrimonio

El ajuar de la novia. La importancia, o no, del matrimonio
Ampliar

Escrito por Ana María Castillo Pinero

Por LVDT
viernes 19 de septiembre de 2025, 17:00h

Escucha la noticia

El mes de septiembre es famoso por ser el mes de los divorcios. Existe una tendencia social, cada vez más marcada, al aumento anual de divorcios y a la disminución de matrimonios. Ante esta realidad objetiva en cifras, es oportuno preguntarse ¿tiene sentido el matrimonio actualmente?

“Bodas de Sangre” fue publicada por Federico García Lorca en el año 1931. En esta obra de teatro se describen las tensiones, personales y familiares, que afloraban con el casamiento. De manera trágica, inspirado en un acontecimiento real (el crimen de Níjar, Almería 1.928), el poeta nos adentra en cuestiones como el patrimonio y la descendencia, la honra y el sentimiento, la libertad y el castigo, el deber de los hijos e hijas hacia los padres, y la inquietante figura de la suegra.

A un siglo del estreno de esta obra, y en un contexto social muy diferente, son pocos los que se casan, pero los que deciden hacerlo, lo celebran por todo lo alto. Vivimos la contradicción de menos matrimonios y más efímeros, pero mayor celebración social. Está claro que la boda es un momento crítico, para bien o para mal, en la vida de toda persona, y aunque nos parezca que no, muchos de los elementos planteados por García Lorca, siguen presentes en nuestra cultura, de forma subyacente.

MATRIMONIO Y PARENTESCO

El antropólogo Claude Levy-Strauss dedicó parte de su obra al estudio de las relaciones de parentesco en las sociedades más tradicionales. En su libro “Las estructuras elementales del parentesco” publicado en el año 1.981, nos dice que, el parentesco no es sólo un hecho biológico, sino que es el resultado de un sistema cultural complejo, propio de cada sociedad. No obstante, existe un hecho universal: el tabú del incesto, es decir, la obligatoriedad de buscar pareja fuera del entorno familiar inmediato.

Debido a esta obligación de evitar el incesto, surge el matrimonio, entendido en las sociedades más antiguas como el intercambio de mujeres entre unos grupos y otros, con la finalidad de establecer alianzas. Las mujeres eran “dadas en matrimonio”, que viene del latín mater (madre) y monio (estado o reconocimiento social). De esta forma, aparece el parentesco, como un sistema de alianzas familiares, en relación con la legitimidad de la descendencia. El parentesco no es sólo una estructura familiar biológica, sino que se relaciona con cuestiones económicas, políticas y religiosas.

Cada sociedad determina las reglas relacionadas con el matrimonio. En algunas culturas, el matrimonio entre “primos cruzados” (hijos de hermanos de diferente sexo, y por tanto primos hermanos), se considera una unión preferente, mientras que, en otras, es necesario pedir un permiso especial para realizarla. En ciertos países la poligamia puede considerarse una forma de estatus social, mientras que, en otros, es un delito. En las sociedades modernas existen muy pocas reglas obligatorias en relación con el matrimonio, y esto da lugar a relaciones de parentesco complejas (familias reconstituidas o combinadas, exparejas, etc.)

EL AJUAR DE LA NOVIA

Hace unos meses cayó por casualidad en mis manos un manuscrito que me sorprendió. Se trataba de un documento donde se describía pormenorizadamente el ajuar aportado por una mujer de mi familia, con motivo de su boda. Se detallaba en dicha lista hasta la ropa interior, y se anotaba, junto a cada prenda, el importe exacto en pesetas de su valor.

El ajuar de la novia no sólo era textil, también se mencionaban los muebles que aportaba a la futura casa donde viviría el matrimonio, los cacharros de cocina y los adornos de decoración. Se hacía alusión en un apartado a la dote, es decir, al dinero que entregaría la mujer a la unión. Al pie del listado firmaban el padre de la novia, el futuro marido y un testigo de confianza de ambas familias. (No encontré la firma de la mujer en ninguna página, a pesar de que sabía leer y escribir). Esto era lo habitual en cualquier lugar de España, a principios del siglo XX.

El ajuar textil se metía en un arcón de madera, una especie de baúl grande con patas, y se transportaba a la casa del matrimonio. Ese ajuar acompañaría a la mujer en su nueva vida, sin duda muy diferente en obligaciones a la anterior. Esa dote, recordaría al marido la responsabilidad de procurar sustento a la novia, adquirida frente al padre o al cabeza de familia.

En ausencia de un familiar con recursos económicos, las mujeres trabajaban desde niñas para poder pagar su ajuar y su dote. Acudir al matrimonio con las manos vacías era presagio de un mal casorio y un difícil porvenir.

EL AMOR LÍQUIDO Y EL MATRIMONIO EN EL SIGLO XXI

El sociólogo Zygmunt Bauman acuñó, a principios de este siglo, el término “amor líquido” para referirse al tipo de relaciones interpersonales propias de las sociedades modernas. Las conexiones emocionales en la sociedad actual se caracterizan por ser en su mayoría temporales y superficiales. La idea de amor romántico que impregna nuestra sociedad desde el arte, el cine, la publicidad, las redes sociales, etc. se centra en la obtención del placer inmediato y no promueve conexiones más profundas, ni un desarrollo emocional duradero.

En sociedades tradicionales, quizás también el amor es efímero, pero el matrimonio, no. En las sociedades modernas, tanto el amor como el matrimonio resultan temporales, en la mayoría de los casos, a pesar de que la celebración de la boda está sobredimensionada. En mi opinión, esto es fruto del consumismo que nos invade, más que de una relevancia social real.

Durante el siglo XX se dio importancia al consentimiento libre e individual, aunque en algunos lugares del mundo, todavía no se ha conseguido y sigue tratándose de una transacción económica. La incorporación de la mujer al mercado laboral, también introdujo cambios en el contrato matrimonial, que manifiesta la igualdad de ambos cónyuges. En el siglo XXI se ha producido un avance importante, al reconocer el derecho al matrimonio a personas del mismo sexo.

El matrimonio actualmente es una opción personal, que se ejerce en función de las creencias religiosas o de los valores morales, pero no es necesario desde el punto de vista social o económico. Esto resulta positivo, puesto que se ha ganado en libertad de elección. No obstante, las ideas sobre el amor líquido que inundan la mentalidad del siglo XXI, hacen difícil que la práctica del matrimonio perdure entre las generaciones más jóvenes, puesto que esto supone ir contracorriente, en un mundo donde prevalece la emoción y el consumo de experiencias, frente al compromiso. Inevitablemente, nos tocará vivir futuros en los que las cosas cambien muy rápido, y las parejas también.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios