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Camino del Arquillo: un viaje por la historia de la Sierra de Alcaraz

Camino del Arquillo: un viaje por la historia de la Sierra de Alcaraz
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Casas de Lázaro, Masegoso y Peñascosa exaltan su identidad a través de su patrimonio natural, cultural y artesanal

viernes 21 de noviembre de 2025, 09:00h

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Entre los pliegues montañosos de la Sierra de Alcaraz, donde los valles se abren entre encinas, pinares y ríos de aguas claras, discurre el Camino del Arquillo. Un recorrido que une Casas de Lázaro, Masegoso y Peñascosa, tres municipios hermanados por la naturaleza, el pasado agrícola y la autenticidad de sus tradiciones. Un itinerario que no solo atraviesa kilómetros, sino también historias tejidas durante siglos.

La experiencia comienza en Casas de Lázaro, continúa hacia Masegoso y culmina en Peñascosa, abarcando un mosaico de paisajes y patrimonios que convierten esta ruta en uno de los tesoros menos explorados de Albacete.

Desde La Voz del Tajo te recomendamos que antes de realizar cualquier viaje turístico por la región visites la web Turismo de Castilla-La Mancha para conocer al detalle cada rincón y organizar tu escapada con planos, rutas, consejos y toda la información sobre patrimonio, naturaleza, gastronomía y fiestas.

CASAS DE LÁZARO: DONDE LOS TELARES HABLAN

A poco más de 45 kilómetros de Albacete capital se levanta Casas de Lázaro, un municipio que parece haber detenido el tiempo bajo el sosiego de la Sierra de Alcaraz. Con una altitud de 943 metros, ofrece un escenario ideal para quienes buscan reconectar con la naturaleza y las raíces culturales de la región.

Este pueblo, bordeado por los ríos Montemayor y Masegoso, ha visto crecer una fértil vegetación que convierte sus alrededores en un paraíso para el senderismo. Pero si algo define su identidad es la tradición artesanal textil, que se remonta al siglo XIV. Durante siglos, los telares fueron motor económico y seña de identidad, hasta convertirse en símbolo del escudo municipal.

Casas Lázaro

Hoy, el Taller de Telar de la Familia Rosa mantiene viva esta herencia, constituyéndose en el último taller textil artesanal de Castilla-La Mancha. Visitarlo supone descubrir la delicadeza de un oficio que, pese al paso del tiempo, continúa entrelazando historias, lana y técnica centenaria.

Las huellas del pasado hidráulico se esparcen por sus caminos: antiguos molinos de agua y batanes, que en su día impulsaron la industria textil, se integran en la denominada Ruta Alto de los Molinos, uno de los recorridos más atractivos del municipio. Y si el viajero presta atención al horizonte, descubrirá pequeñas construcciones de piedra seca conocidas como cucos, refugios de labradores que hoy son auténticas joyas de arquitectura en proceso de revalorización patrimonial.

Casas de Lázaro es, además, un punto de unión entre naturaleza y tradición. Sus carreteras paisajísticas y pedanías como El Cucharal, donde se celebra la romería de la Inmaculada, permiten saborear la esencia tranquila de este rincón serrano.

Casas Lázaro

MASEGOSO: VALLES QUE GUARDAN HISTORIAS

En el corazón de la Sierra y a 1.000 metros de altitud, se abre paso Masegoso, un municipio de enorme riqueza patrimonial y natural. Sus caminos serpentean entre cañadas, barrancos y zonas de monte bajo, con manchas de pinar repoblado. Un paisaje que en verano se llena de vida con el regreso de quienes mantienen intactos sus lazos con el pueblo.

El término municipal se organiza en torno a cuatro núcleos: Masegoso, Cilleruelo, Peñarrubia e Ituero. Cada uno guarda una historia singular que se expresa en sus ermitas e iglesias:

  • San Antonio de Padua en Cilleruelo, con posibles raíces del siglo XI y rasgos románicos que han sobrevivido a numerosas reformas.
  • San Benito Abad en Masegoso, del siglo XVI, cuyo interior sorprende con un artesonado mudéjar descubierto tras recientes restauraciones.
  • Virgen de la Asunción en Peñarrubia y San Isidro en Ituero, ambas centro de la vida espiritual y festiva de sus vecinos.

El origen de Masegoso se pierde en los dominios históricos de Alcaraz, pero fue el 30 de agosto de 1835 cuando alcanzó la independencia administrativa, incorporando a sus pedanías y dando lugar al municipio tal como se conoce hoy. Una fecha celebrada como un hito en su identidad colectiva.

La actividad ganadera, predominante desde tiempos inmemoriales, ha moldeado su arquitectura popular: corrales, cercas para el ganado y los ya citados cucos, cuyo valor ha llevado a promover su declaración como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO dentro de la categoría de construcción en piedra seca.

Masegoso

Pero si hay un lugar que simboliza la conexión de Masegoso con su entorno es, sin duda, el Monumento Natural de la Laguna del Arquillo, un complejo palustre de origen kárstico-fluvial, entre los más singulares de la Península. Declarado en el año 2000, combina belleza paisajística, biodiversidad y misterio: cuentan que en sus alrededores vivieron los “cueveros”, personajes envueltos en leyendas que aún se escuchan entre los vecinos.

Desde La Cruz, un cerro cercano con mirador certificado como Punto Starlight, se puede disfrutar de cielos limpios y estrellados que convierten la noche en un espectáculo natural único y atractivo para el turismo astronómico.

A esta riqueza se suma el talento creativo de los artesanos de Peñarrubia, donde el taller de muñequería de Foro y Juanjo ha logrado proyección nacional e internacional con obras realizadas completamente a mano.

Masegoso

PEÑASCOSA: EL BALCÓN DE LA SIERRA

La ruta alcanza su punto más elevado al llegar a Peñascosa, a 1.169 metros sobre el nivel del mar. Este municipio obtuvo su independencia en 1850 y se extiende por una amplia superficie de casi 190 km². Su término comprende numerosas pedanías como Zorío, Cerroblanco, Arteaga de Arriba y de Abajo, Fuenlabrada o Burrueco, entre otras, que confieren al territorio una dispersión rica en matices y formas de vida tradicionales.

La Iglesia de San Miguel se alza como uno de sus principales monumentos, junto al panteón de la familia Flores —fundadores del municipio—, una casa señorial vinculada a los mismos y unos característicos lavaderos municipales, donde aún parece resonar el eco de antiguas conversaciones.

Peñascosa

El paisaje es aquí protagonista absoluto: una combinación espectacular de sierras, barrancos y arboledas donde destacan verdaderos árboles singulares: el Pino Patón, la Carrasca de la Centella, el Roble de Caballería, y el emblemático Pino-Roble, símbolo del escudo de Peñascosa.

Sus senderos conducen a espacios de acampada como Mal Paso, Fuente de la Peña y Cañada de Bogarra, con refugios de montaña que invitan al descanso y al contacto pleno con la naturaleza. Por estas rutas transitan ciclistas, amantes de la montaña y familias que encuentran aquí un escenario ideal para desconectar.

Peñascosa

TRES DESTINOS, UN CAMINO: EL LATIDO HISTÓRICO DE LA SIERRA DE ALCARAZ

La ruta del Camino del Arquillo no solo proponte un viaje físico, sino emocional. Cada parada ofrece una historia.

Un hilo une estos tres municipios: la apuesta por conservar su patrimonio y mostrar al visitante que la verdadera riqueza del territorio está en lo auténtico: en la artesanía que no se industrializa, en los oficios que perviven, en las noches sin contaminación lumínica, en los paisajes que aún respiran libertad.

Recorrer el Camino del Arquillo es encontrarse con la esencia de la Sierra de Alcaraz: pueblos que proyectan futuro desde la fuerza de su pasado.

Para cualquier información puedes consultar la web de Turismo de Castilla-La Mancha.

Fotos: ©Turismo de Castilla-La Mancha, Red Hospederías de CLM y Raíz Culinaria.

Contenido patrocinado por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.

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