OPINIÓN

Tirso Lumbreras

Emilio Jiménez

David Martínez | Miércoles 23 de abril de 2014
Tirso Lumbreras se va de la política local.

Este letrado, licenciado en Geografía e Historia, ha disfrutado de distintos cargos políticos tanto en el Gobierno regional como en el local y fue secretario provincial de Organización del PSOE en una de las épocas más doradas del partido. Lumbreras, el hijo del panadero de Cervera de los Montes como le bauticé en una columna, habrá permanecido dieciséis años como concejal. Su irrupción en política fue allá por 1987 cuando integró una lista que se enfrentó a la de Pablo Tello y fue defendida por Julio Fernández. Pero Tirso ya se había dado a conocer en el seno del deporte local porque fue uno de los iniciadores del fútbol sala en la Ciudad de la Cerámica y le cabe el honor de crear el primer reglamento por el que se rigió el Comité de Fútbol Sala.

El pasado jueves, en el transcurso de una comida de hermandad, algunos compañeros de profesión sacaron a relucir su nombre. Ellos siempre me han achacado que Lumbreras y yo hemos disfrutado de cierta sintonía. Y tienen razón, siempre he reconocido la labor política de un hombre que ha seguido a disposición del partido pese a los vaivenes que se daba en la dirección. Ha sido el parapeto del equipo municipal de gobierno y muy eficaz como portavoz tanto en los cuatro años que le tocó estar en la oposición como en los doce que cumplirá de mandato.

Se despide aquel que dio el último impulso para lograr la marca de calidad de la cerámica, el que ha hecho posible –no sólo en España, sino en Europa- que la artesanía comarcal se escriba con mayúsculas y el que, en definitiva, dio otro aire a la política talaverana. Eso sí, se va un triunfador; porque en las guerras se ensalza a aquellos que hasta respetan sus enemigos y Lumbreras siempre, además del desconcierto y cierto pavor, ha levantado elogios de sus adversarios políticos. Quizá uno de los mayores frentes que ha tenido que soportar el hijo del panadero ha sido el de la prensa. Yo, quizá por mi rareza u olfato, siempre estuve a su lado. Suerte, Tirso.