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Un vecino de Puente del Arzobispo supera el virus de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo tras ser picado por una garrapata

ENTREVISTA

José Luis, ingresado durante diez días en aislamiento en el Hospital Militar de Madrid, advierte de la importancia de acudir al médico y conservar el insecto para su análisis

Irene González Moreno | Martes 12 de agosto de 2025

El pasado lunes, 14 de julio, José Luis, un vecino de Puente del Arzobispo, se contagió con el virus de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, una enfermedad poco frecuente en España, transmitida por la picadura de una garrapata infectada. El afectado, que ahora se encuentra bajo seguimiento médico durante seis meses, ha compartido su experiencia con La Voz del Tajo.

El incidente comenzó cuando José Luis notó la presencia de una garrapata en su axila izquierda. “Me la quité con precaución, pero no le di mayor importancia”, recuerda. Sin embargo, al día siguiente comenzó con fiebre alta, y tras acudir al médico, fue derivado al hospital de Talavera de la Reina. Allí le administraron antibióticos y realizaron las primeras pruebas.

Aunque inicialmente se pensó que se trataba de una infección bacteriana común, una analítica posterior reveló un descenso alarmante de plaquetas —tan solo 15.000, frente a las 150.000-450.000 habituales—, lo que encendió las alarmas. “Tras cinco días de antibió ticos mejoré bastante, pero seguía con fiebre. Se dieron cuenta de que no era una garrapata normal. Sospecharon de un virus y me aislaron en el hospital”, relata.

La confirmación llegó poco después: se trataba del virus de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, una enfermedad originaria de África que ya ha registrado algunos casos en España, especialmente en zonas como Salamanca y Extremadura.

Por protocolo, José Luis fue trasladado en una ambulancia especial y escoltado por la Guardia Civil hasta el Hospital Militar Gómez Ulla, en Madrid, donde permaneció diez días en aislamiento en una planta destinada a enfermedades infecciosas graves. “Me encontraba físicamente bien, pero con las plaquetas muy bajas y riesgo de hemorragia interna. Por suerte, mi cuerpo fue recuperando las plaquetas sin necesidad de transfusiones ni medicación adicional”, explica.

Durante su estancia, el contacto humano fue mínimo. “Entraban dos veces al día, con equipos de protección completos y estaba vigilado con cámaras por si tenía algún problema. Ha sido como vivir en una película”, recuerda.

José Luis reconoce que, pese a su experiencia en el campo, cometió dos errores: no acudir al médico inmediatamente para que le retiraran la garrapata y no conservarla para su análisis. “Si la guardas en un bote, el laboratorio puede identificar rápidamente si estaba infectada y actuar en consecuencia. Eso puede salvar tiempo y evitar complicaciones”, advierte.

"Por suerte di con muy buenos profesionales que descubrieron a tiempo de que se trataba y se ha podido actuar en consecuencia antes de que fuera demasiado tarde", apunta José Luis.

Ahora, bajo supervisión de la Epidemiología de Castilla-La Mancha, debe someterse a análisis semanales de sangre, orina e incluso esperma hasta obtener dos resultados negativos consecutivos, requisito para recibir el alta definitiva. “Espero que en las dos primeras semanas todo salga negativo y pueda hacer vida normal”, confiesa.

Su caso sirve de recordatorio sobre la importancia de extremar las precauciones en entornos rurales y de seguir los protocolos ante picaduras de garrapata. “Nunca piensas que te va a tocar a ti… y menos con un virus africano”, concluye.

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