OPINIÓN

Frío por fuera, calor por dentro

Alberto Retana

CARTA DEL DIRECTOR

Escrita por el director de La Voz del Tajo, Alberto Retana

Alberto Retana | Miércoles 05 de noviembre de 2025

Ha tardado en llegar, pero el frío ya se ha instalado. Nos pilló en manga corta y con el cuerpo aún en horario de verano, como si noviembre fuera una broma del calendario. Y claro, los resfriados han hecho su agosto: toses a mansalva, estornudos en la oficina y una epidemia de pañuelos de papel que haría temblar a cualquier farmacia. Hay quien dice que los virus también estaban esperando a que bajaran las temperaturas para ponerse en marcha; puntuales como los políticos en campaña.

Y hablando de eso, el ambiente político sigue su ritmo: incandescente. En la calle amanecemos con ocho grados, pero en los platós y los parlamentos se alcanzan temperaturas tropicales. Que si el pacto, que si el veto, que si la culpa es del otro. El país, con abrigo y bufanda, pero discutiendo a fuego lento. Al menos así entramos en calor.

Eso sí, las noticias no siempre ayudan al ánimo. El paro ha dado un pequeño repunte, y ya hay quien saca conclusiones apocalípticas. Pero conviene recordar que estamos en esa época del año en la que todo parece aletargarse antes de la carrera navideña. Enseguida llegarán las luces, las contrataciones temporales, los villancicos y esa fiebre consumista que tanto nos indigna… pero que tan bien nos sienta al bolsillo. Ya se sabe: el dinero no da la felicidad, pero ayuda a pagar la factura del gas.

Y aun con los catarros y los titulares, algo de esperanza flota en el aire. El otoño tiene esa virtud de ponerlo todo en su sitio: los árboles se vacían, el cuerpo se calma y el año empieza a hacer balance. Quizá por eso, entre un estornudo y otro, hay quien se permite pensar que, pese a todo, no vamos tan mal. Que seguimos aquí, con el café caliente en vaso de caña, las bufandas enredadas y la sensación —tan española— de que, aunque el país se tambalee, siempre acabamos saliendo adelante.

Así que sí: hace frío, la política quema y el termómetro social sube y baja sin control. Pero tranquilos. En unas semanas estaremos brindando, con la calefacción al mínimo y el optimismo al máximo. Que si algo sabemos hacer, es sobrevivir al invierno… incluso al político.

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