Botijos con arte

Pintores de la talla de Dalí, Sempere, Canogar, Barjola, Viola, Villaseñor, Pérez Villalta o Forges son algunos autores de la exposición de botijos que puede visitarse en el Liceo, ampliación del Museo Ruiz de Luna, y que ha cedido el coleccionista Ismael (Peña). Su pasión por el coleccionismo viene de lejos, una afición para la que “hace falta ilusión y paciencia, porque las cosas van surgiendo de manera inesperada e increíble”, señaló a La Voz del Tajo.

De la misma forma, explicó que la belleza de coleccionar está en la mirada que haces de la pieza “desde todos los ángulos” y siempre con la esperanza de encontrar una nueva. “No se goza con lo que se tiene y se sufre con lo que no se tiene”, resumió.

Este segoviano comenzó a adquirir piezas a partir de 1970 con la intención de aunar una pieza tan humilde como es el botijo con el “arte sencillo y primitivo del barro”, en el que intervienen los cuatro elementos: fuego, aire, agua y fuego.

Un total de 40 piezas, de las más de 80 que posee, son las que pueden admirarse conociendo la visión de cada uno de los artistas. Piezas auténticas, la mayoría de ellas realizadas por encargo y que seguirá añadiendo tantas unidades como tiempo tenga su dueño de seguir esmerándose en ello.

Para Ismael “lo bonito cuando uno colecciona es no tener las piezas guardadas sino hacer partícipes a los demás”,

Ismael también posee colecciones de instrumentos, trajes, encajes, bordados o marionetas, de hecho ya existe un museo de marionetas en Cádiz con sus adquisiciones, así como se prevé la instalación de otro en Navalcarnero para una colección de alfarería.

Este segoviano estudió en Madrid y vivió durante muchos años en París, al regresar a España empezó a coleccionar con el anhelo de que “en España faltaban muchos museos temáticos”.

Uno de los miembros de la Asociación de Amigos del Museo Ruiz de Luna, Domingo Portela, agradeció a Ismael el haber acercado a Talavera esta exposición, con los “principales autores y pintores de finales del siglo XX y cuya obra se ha plasmado en una pieza tan popular como es un botijo”. A su juicio, la muestra, dada la categoría de los autores y el soporte pictórico, lo que hace es “ennoblecer la cerámica y el museo, ya que la cerámica es un elemento que perdura y que tiene alma”. Portela recordó que en el año 2016 se cumplen 30 años de la fundación del museo.