El inicio del verano supone un respiro para gran parte de la población gracias a las vacaciones y a la desconexión. Sin embargo, según para quien puede convertirse en una pequeña tortura por el transporte. Concretamente por la aerofobia, el miedo a volar en avión, que afecta a parte de la población convirtiéndose en un problema a tener en cuenta a la hora de planificar los planes turísticos.
“Hay muchas razones para estos miedos. Desde el estrés hasta la falta de información. No saber cómo funciona el avión, quién lo conduce y cómo lleva a que nos creemos diferentes teorías de riesgo en nuestro subconsciente”, explica Lourdes Carmona, comandante de vuelo con más de 30 años de experiencia y experta en cursos para superar este tipo de pánicos.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) en 2019, entre un 5% y 6% de españoles sufre este miedo. Sin embargo, hay datos que lo elevan hasta el 10% como el de la Universitat de les Illes Balears o incluso hasta el 20% según la Asociación de Transporte Aéreo Internacional. Lo que es común en todas las conclusiones es en que este miedo acaba afectando a un tiempo que debe ser para disfrutar y desconectar.
Según destaca Lourdes Carmona, que ha impulsado cursos para afrontar esta aerofobia, el perfil habitual es el de personas de entre 30 y 35 años. Además, subraya que puede ser algo repentino. “Hay mucha gente que nunca ha tenido miedo y que además se ha acostumbrado a viajar en avión, pero que debido al estrés personal o profesional acaba adquiriendo esta fobia”, asegura.
También pone de relieve la influencia del desconocimiento sobre quién es el piloto y qué hace: “No es lo mismo que subirse a un taxi donde ves quien te lleva, aquí no estás atento a toda la información y mucha gente no sabe el funcionamiento que hay en la cabina del piloto”. Y, por si fuera poco, se suma el imaginario cinematográfico: “Hay tantas películas sobre desastres de aviación, que al final acabas asumiendo riesgos que son mínimos”.
El avión, recuerda Carmona, es el medio de transporte más seguro. “Ni en situaciones que meteorológicamente parecen complicadas tenemos grandes problemas. La tecnología con la que cuentan los aviones permite a los pilotos llegar al destino sin ningún inconveniente. Lo ven todo y, además, están con el apoyo del control de cada aeropuerto”, afirma.
¿Cómo se detecta y cómo se afronta? Algunos de los síntomas antes de entrar en pánico son la notable sudoración y el aumento de las palpitaciones. Si vemos que estamos en esta fase en pleno vuelo, lo mejor es respirar calmadamente e intentar relajarse. Sobre todo recordando datos claves: es el medio de transporte más seguro, los pilotos tienen suficiente experiencia y es su día a día, y existen medidas de seguridad que reducen al máximo cualquier riesgo.
Si sabemos que vamos a sufrir este tipo de situaciones, lo mejor es prevenir. Una de las formas es informarse con fuentes seguras, conociendo cómo funciona un avión y por qué es tan seguro. Qué hacen los pilotos, cómo funciona la aeronave, qué medidas de seguridad aportan un entorno tan fiable...
Si se quiere superar esta fobia de manera más tajante por su gravedad, hay que acudir a especialistas. Y, otra opción, es inclinarse por cursos para superar el medio a volar.
Lourdes Carmona, gracias a sus más de 30 años de experiencia como comandante de vuelo, desarrolla uno de estos cursos. Utiliza simuladores de vuelo, aporta la información necesaria para confiar plenamente en el avión y en la tripulación. Trabaja, al fin y al cabo, para hacer entender a la persona afectada por qué no debe tener ningún tipo de miedo. “Si es en el plano psicológico, eso sí, es necesario acudir a especialistas”, concluye.
Sobre Lourdes Carmona:
Lourdes Carmona es una comandante de vuelo española con más de 30 años de experiencia que ejerce de piloto comercial internacional y de instructora en una escuela de vuelo. Además, compagina su trayectoria como piloto con su mentoría para empresarios y directivos, participando en conferencias en Europa, Sudamérica y Norteamérica.
Lourdes Carmona está certificada como entrenadora de potencial humano en la metodología de éxito de Jack Canfield, colaborando con la Universidad Miguel Hernández, con Airpull Aviation Academy, con EDEM y con diferentes delegaciones del Gobierno de España.