Siete años después del crimen que conmocionó a España, la Policía Nacional ha reabierto la búsqueda de los restos mortales de Heidi Paz, víctima del conocido como ‘Rey del Cachopo’, César Román.
Este lunes comenzaron las labores de rastreo en Carranque (Toledo), en el paraje señalado por el propio homicida, que en marzo de este año envió a la Audiencia de Madrid un croquis dibujado a mano —ver imagen al final de la información— indicando el supuesto lugar donde estarían los fragmentos del cuerpo que nunca se hallaron: entre ellos, la cabeza.
La búsqueda, dirigida por la Jefatura Superior de Policía de Madrid, ha arrancado en los alrededores del parque arqueológico de Carranque. Medio centenar de agentes participan en el operativo, que emplea drones, georradares, expertos en antropología forense y un geólogo.
Según explicó el portavoz policial Ricardo Gutiérrez, las tareas comenzaron con vuelos de reconocimiento en busca de alteraciones en el terreno y áreas de vegetación anómala. “Nos permitirán priorizar zonas de intervención”, indicó.
El dispositivo —que había sido pospuesto por las intensas lluvias de primavera— se reactivó aprovechando las condiciones secas del terreno, indispensables para operar con georradar.
Este sistema permite detectar anomalías bajo tierra sin excavar, y solo en caso de indicios sólidos se procederá a excavar y, eventualmente, a notificar a la autoridad judicial para el levantamiento de restos.
LA CONFESIÓN QUE LO CAMBIÓ TODO
César Román fue condenado en 2021 a 15 años de prisión por homicidio con agravantes de género y parentesco, además de profanación de cadáver. Hasta marzo de 2024, siempre negó el crimen. Sin embargo, en una carta manuscrita enviada a la Audiencia Provincial de Madrid, cambió su versión: reconoció haber matado a Heidi Paz, aunque aseguró que fue de forma accidental durante una discusión.
En esa misma carta —y en un escrito posterior— relató que, tras la muerte, pidió ayuda a un tío suyo (ya fallecido), quien según él se encargó de descuartizar el cuerpo y deshacerse de parte de los restos en un paraje de Carranque, localidad de la que ambos eran conocedores. Fue entonces cuando adjuntó un croquis señalando el lugar exacto, hoy convertido en epicentro de la investigación.
UN CRIMEN QUE AÚN DUELE
La muerte de Heidi Paz marcó uno de los episodios más macabros de la crónica negra reciente. La joven hondureña, de 25 años, fue asesinada en agosto de 2018, poco después de romper su relación con Román. Su torso apareció calcinado dentro de una maleta abandonada en una nave industrial del distrito madrileño de Usera, propiedad del empresario. Nunca se encontraron la cabeza ni las extremidades.
Román fue detenido tres meses después, oculto bajo una identidad falsa y con un aspecto físico distinto. Durante el juicio sostuvo diversas versiones, incluso llegó a acusar a Heidi de estar implicada en redes criminales. Finalmente, el tribunal lo declaró culpable, aunque no pudo imputarle asesinato al no haberse encontrado el cuerpo completo.
Hoy, la Policía trabaja contrarreloj —aunque sin plazos cerrados— para cerrar el caso de una vez por todas. “Inspeccionaremos el terreno el tiempo que haga falta”, ha afirmado el portavoz policial. La familia de Heidi Paz, por su parte, espera que esta vez sí se pueda recuperar lo que queda de ella. No solo para reforzar la sentencia, sino para honrar su memoria.
