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El mundo de la música sufre una revolución con la inteligencia artificial

El mundo de la música sufre una revolución con la inteligencia artificial
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Escrito por Ignacio Fernández

miércoles 22 de octubre de 2025, 18:30h

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Los soportes digitales pusieron la primera piedra para transformar el entorno de la música. La digitalización de contenidos en audio supuso la segunda gran amenaza para sus creadores. Compartir, distribuir, enlazar, utilizar como herramienta para soportes visuales, convirtieron a la música en la víctima de la cadena de valor de la transmisión de audiovisuales, otra vez.

Conseguir música bajo demanda ahora es una práctica habitual desde que Steve Jobs predijera que el contenido estaría en la nube. Mando quitar de sus ordenadores Apple la rendija de su antecesor el CD, una forma física que le daba veracidad, controlado porque se necesitaba un reproductor y se vendía como un soporte solvente porque no se podía piratear, en principio.

Luego llegaron las copias ilegales y el mundo de la música se tambaleó de nuevo. Un precedente fue el casete que también se podía piratear pero tenía un competidor imbatible en la época, el vinilo. Ese artefacto maravilloso que no se podía regrabar, ni copiar. Solo servía para regalar, y qué regalo. Después de la evolución de lo analógico a lo digital todo cambio. La aparición de esa gran nube donde todo cabe, la música sufrió el golpe mortal. Ahora se podía reproducir desde un enlace y escuchar en tu ordenador o móvil.

A partir de ahí surgen las plataformas especializadas que reúnen toda la música disponible y cobran un canon por audición. La música se convierte en un tarro de infinitas tendencias musicales que la era nos está dando. Digo infinitas porque con la llegada de la Inteligencia Artificial las posibilidades de editar canciones a través de ella, cada persona podrá hacer el número de canciones que quiera de estilo y forma deseado. La IA convierte la creación musical en un contenido personalizado y distribuidas por plataformas creadas para esta misión.

Ahora cualquiera puede ser un compositor que cante sus letras con el estilo que prefiera, como la experiencia que he tenido al ver mi última canción Cuando perdimos al pez en estilo bachata con la voz de Romeo cantando. El resultado ha sido sorprendente, la letra es mía, el estilo y la voz de la IA y si esta canción gustará quien sería el autor de los derechos, ¿de la IA?, ¿míos?, cierto que este tipo de cosas están legalizadas en la plataforma, pero ¿a Romeo quien le paga si hubiera un beneficio? Mi amigo Pepe Muelas, que de esto sabía un terabyte nos podría sacar de la duda. La cuestión es que los derechos de autor desde la llegada de la digitalización siempre han estado detrás de los acontecimientos, lo mismo ocurrió en el entorno del libro cuando llegaron los derechos de reproducción y distribución digitales que nunca se pudo controlar del todo bien. El paradigma de la distribución en la nube ha cambiado todo el modelo de negocio de la industria musical.

Apenas sobreviven unas multinacionales que añoran el vinilo, que está en alza, lo demuestran el aumento de ventas de sus reproductores. Ahora la música se oye en el móvil y en el coche. Los nuevos audífonos inalámbricos son los culpables. El caminar, sacar al pasear al perro, además del barrendero, se han convertido en los mejores aliados musicales para la actividad que queramos. No tenemos tiempo para escuchar un disco, un Cd, una casete, ahora le damos una orden al teléfono y nos reproduce nuestra petición, hasta Alexa interpreta los gustos de su dueño. Lo que no ha cambado es ese vehículo sanguíneo a la música que es la radio.

De nuevo se renovaron para ser emisoras digitales y comparten toda la música, tratando de marcar tendencia con los objetivos de las compañías de discos. Todo esto me lleva a pensar que el futuro de la música está en los conciertos en directo. La batalla digital se da por perdida porque además las plataformas obtienen publicidad en sus páginas con las portadas de los músicos. También hay plataformas como en la que estoy yo que tienen un espíritu menos visible del negocio, el músico pone precio a su creación y la plataforma se lleva su comisión. Se podría crear una plataforma autonómica pública para que creaciones emergentes pudieran estar con el cien por cien de lo que pidan por su creación y fuente nuevos temas para las emisoras públicas.

El directo es la forma que la música sobreviva porque durante la actuación cientos de móviles estarán distribuyendo tu talento, te hacen un favor porque te dan a conocer para que la próxima vez que actúes sean miles de móviles grabando tu concierto. Por otro lado perderás esa emoción del principio por todo lo que has luchado para estar ahí, cuando apenas una quincena de móviles grababan tu primer concierto. Pídeme un deseo, pero solo uno.

Ignacio Fernández, autor de canciones. https://fernandez20.bandcamp.com/

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