Desde mayo de 2025, España cuenta con una ley que garantiza el acceso de las personas usuarias de perros de asistencia a todos los espacios públicos y privados de uso público. Sin embargo, la realidad demuestra que aún hay barreras.
Nacho Negreiro (Natxo Neg)lo ha vivido en primera persona y ha decidido contarlo en redes sociales, donde su vídeo se ha tenido repercusión bajo el lema #NoEsAlPerroEsAMí —ver vídeo al final de la información—.
En la publicación, Negreiro recuerda que “negar la entrada no es una opinión: es un incumplimiento de la ley” y que “no se le está negando el acceso al perro, sino a la persona con discapacidad que depende de él para vivir con autonomía”. En su caso, su perro Otto “no es una mascota”, sino, tal y como cuenta su “herramienta de vida, independencia y compañero en todo”.
Desde La Voz del Tajo hemos hablado con Nacho para que nos cuente su historia y algunos de los tantos episodios por los que tiene que pasar en su día a día. Entre ellos, nos cuenta uno de los momentos que le impulsó a hacer pública su denuncia: un enfrentamiento en un autobús urbano, cuando una pasajera cuestionó su derecho a viajar con Otto. “La señora empezó a preguntarme por qué tenía un perro de asistencia y qué discapacidad tenía”.
Según cuenta, el conductor fue quien zanjó la situación. “Casualidades de la vida”, dice Nacho, “ese hombre tenía un hijo con autismo y también un perro de asistencia en casa”. En ese momento, el conductor intervino para defenderle y, con firmeza, pidió a la pasajera que cesara en sus comentarios. “Le dijo algo así como: ‘A mi mujer y a mi hijo les pasa todos los días lo mismo que le estás haciendo a este chico. Si sigue molestándole, puedo pedirle que baje del autobús’”.
UNA ENFERMEDAD QUE LO CAMBIÓ TODO
Nacho fue diagnosticado en el año 2020 de un cáncer de páncreas que le obligó a pasar por varias operaciones y tratamientos agresivos. “Me quitaron el páncreas, el duodeno, la vesícula, el bazo… Recibí quimioterapia y radioterapia. Llegué a tener 28 sesiones de radio”, relata. “Sobreviví, pero las secuelas son duras”.
Al carecer de páncreas, su organismo no produce insulina ni glucagón, lo que le provoca bajadas y subidas de azúcar muy bruscas y una neuropatía severa en las piernas. “A veces se me paralizan las piernas y tengo tres o cuatro bajadas de azúcar diarias”, explica. “Eso me puede pasar en la calle, en el metro, o durmiendo. Y ahí es donde entra Otto”.
Otto, un pastor catalán que Nacho adoptó en 2016, fue adiestrado para convertirse en su perro de asistencia médica. “Otto me despierta por las noches cuando tengo una hipoglucemia, me trae el zumo o la insulina, y si me pasa algo, puede pedir ayuda”, cuenta. “Es literalmente mi enfermero. Gracias a él tengo independencia”.

Foto: Valeria Cassina
DESINFORMACIÓN Y PREJUICIOS
Su experiencia refleja una problemática más amplia: la falta de conocimiento social sobre la figura del perro de asistencia. “Mucha gente piensa que solo los ciegos tienen perros de asistencia o que todos llevan chalecos amarillos”, comenta. “Hay cinco tipos distintos de perros de asistencia y no todos son de la ONCE”.
A pesar de que la ley reconoce su derecho a acceder con Otto a cualquier espacio, Nacho asegura que los problemas son casi diarios. “Me ha pasado en restaurantes, en tiendas, incluso en cadenas conocidas. Te dicen que el perro no puede entrar o te invitan a esperar fuera. La gente no entiende que no es una mascota”, lamenta.
Denuncia además que en muchos establecimientos “todavía hay empleados que dicen ‘los perros no pueden entrar’ sin saber que están vulnerando un derecho reconocido por ley”. Hay algunos lugares en los que incluso “te piden que esperes fuera o te hacen sentir incómodo”.
Aun así, Nacho insiste en mantener la calma y el respeto. “Intento pensar que es por desconocimiento, no por maldad”, explica. “Pero llega un punto en que cansa”. Por eso, pide una campaña informativa “desde colegios y medios” que ayude a la sociedad a entender que los perros de asistencia “no son un capricho ni un favor”, sino “una herramienta que garantiza la autonomía de una persona”.
“España es un país muy amable y pet friendly”, reconoce, “pero todavía falta educación sobre la discapacidad y el respeto a la diferencia”. Su mensaje es claro: “Cuando alguien te dice que su perro es de asistencia, no le estás haciendo un favor dejándole pasar: estás cumpliendo la ley”. Y concluye con la frase que ya se ha convertido en lema de su campaña: “Cuando me cierras una puerta, no se la cierras a Otto. Me la cierras a mí.”