El diagnóstico se retrasó 10 meses desde la primera prueba, en la que ya había indicios del cáncer de vejiga. El retraso privó al paciente de toda expectativa de curación.
El incremento es especialmente significativo si se compara con 2013, segundo año completo de la anterior legislatura, cuando se realizaron unas 4.300 pruebas, y para ello ha sido decisivo la implicación y el trabajo de los profesionales.