El concejal de Movilidad de Toledo, Iñaki Jiménez, ha presentado en la Comisión municipal de Movilidad el proyecto de la ordenanza para implantar la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) en Toledo, que debe entrar en vigor en diciembre de 2025.
Se trata de un plan que se implementará de forma progresiva, comenzando por el Casco Histórico, con el objetivo de preservar y proteger el patrimonio, aumentar la humanización del barrio y reducir la circulación excesiva de vehículos.
Entre las medidas previstas se incluye la transformación de aparcamientos ORA de zona azul a verde, la instalación de pivotes operativos las 24 horas para restringir accesos y un control especial de los vehículos empadronados en el Casco Histórico.
Todo ello se plantea teniendo en cuenta que Toledo no sufre altos niveles de contaminación, sino que presenta únicamente una “pequeña isla de calor” ligada al entramado urbano del barrio.
La implantación de la ZBE busca también limitar los más de 186.000 vehículos que entran a diario en la ciudad, de los cuales aproximadamente la mitad provienen de fuera de Toledo. Sin embargo, la propuesta ha recibido críticas tanto del Grupo Municipal Socialista como de Izquierda Unida.
El PSOE considera que la ordenanza es “un texto mal planteado, sin diálogo ni consenso” y acusa al Ayuntamiento de aplicar medidas “descoordinadas” que afectan principalmente a residentes, trabajadores y visitantes del Casco Histórico, mientras se conceden moratorias a flotas turísticas y empresas. Además, critican la falta de incentivos reales, como bonificaciones en tasas e impuestos, y la ausencia de aparcamientos disuasorios, que eran parte fundamental de proyectos financiados con fondos europeos.
Izquierda Unida, por su parte, señala que la ordenanza es un “proyecto de mínimos” y más orientado a la movilidad que a la reducción real de emisiones. Consideran que el texto tiene un enfoque “más punitivo que educativo” y cuestionan la validez del Plan de Movilidad Urbana Sostenible como base para la ordenanza.
El Ayuntamiento, a través de Jiménez, defiende que la ZBE es un paso necesario para proteger el patrimonio y mejorar la calidad de vida en el Casco Histórico, sin perder de vista la realidad ambiental de Toledo, que actualmente no presenta problemas graves de contaminación, y destaca que la ordenanza se irá aplicando de manera gradual para adaptarse a las necesidades de la ciudad.