La noche arrancó en el marco de Farcama Suena como una de esas fechas que se quedan grabadas en la memoria. Éxito total de este concierto, al que asistieron cerca de 6.000 fans del grupo zaragozano Amaral. -Ver imágenes al final de la noticia-
Bajo un cielo de otoño que invitó al público de todas las edades a compartir sensaciones, la Plaza de Toros de Toledo se transformó en un templo donde resonaron guitarras, voces y emociones compartidas: fue la segunda edición de Farcama Suena, impulsada por la dirección General de Turismo, Comercio y Artesanía de la Junta de la mano de los promotores toledanos de eventos Señor Medusa, con el objetivo de combinar arte musical con el latido de la Feria de Artesanía de Castilla-La Mancha.
Cuando Eva y Juan subieron al escenario con el cartel de “sold out”, lo hicieron con una firmeza que superó cualquier expectativa. Desde los primeros acordes, la plaza de Toros, se volcó con ellos. Aun en plena convalecencia en las semanas anteriores, Eva demostró su espíritu de entrega total: la interpretación fue sincera, potente, a flor de piel, desafiando circunstancias para entregarlo todo ante su público. Y Juan, con su habitual compromiso técnico y emotivo, acompañó cada momento con el calor y la precisión que les caracteriza. -Ver vídeo-
Pero el concierto no fue solo música. Fue un acto simbólico del impulso social y cultural que la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, a través de esta apuesta por la juventud, quiso materializar. En el programa de Farcama —esa feria de artesanía que es espejo de identidad regional— la música de alto nivel se convierte en catalizadora para reencontrarnos con lo nuestro: nuestras raíces, nuestros oficios, esa parte del espíritu castellano-manchego que nos habla de manos que crean, de saberes que perduran, del valor de lo auténtico.
Este esfuerzo —materializado por la empresa de espectáculos toledana Señor Medusa con la complicidad institucional— busca rejuvenecer la artesanía no solo con técnicas nuevas, sino con almas nuevas: que las generaciones venideras sientan que en el barro, en el tejido, en la madera, en la cerámica, habita el alma de nuestra identidad. Que esas expresiones sigan vivas y vibrantes, con el viento musical acariciando los talleres del mañana.
El repertorio de Amaral combinó con acierto canciones de su nuevo álbum Dolce Vita (parte esencial de esta gira 2025) con aquellos himnos que acompañan ya a su público desde hace décadas.
Hubo momentos de emoción, susurros compartidos, coros que se alzaron hacia el cielo toledano e instantes de quedarse sin respiración para un público entregado que llegó de todos los rincones de la región para disfrutar del grupo zaragozano. En conjunto, una actuación que confirmó que Amaral sigue siendo referente de la música española, incluso reinventándose, sin perder su autenticidad ni su vínculo con quienes les siguen.
Con anterioridad como teloneros Farcama Suena acogió la actuación de Lila Rome, encargada de calentar una atmósfera ya vibrante. Con presencia delicada y segura, desplegó un repertorio que combinó canciones íntimas con pasajes más enérgicos, invitándonos a un viaje musical que crecía en intensidad. Su voz, cercana, conectó de inmediato con el público. Lila fue el hilo que tejió anticipación, y su actuación fue aplaudida con calidez antes de ceder paso al plato fuerte de la noche.
La noche concluyó con la emoción en los rostros y esa sensación de encuentro entre dos mundos: el musical y el artesanal, el presente de la juventud y la memoria viva de la tierra. Cuando los últimos acordes se fundieron con el silencio agradecido, quedó claro algo: Farcama Suena ya no es solo un escenario, es un puente —entre generaciones, entre arte y oficio, entre sueños y raíces.
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