Víctor Borreguero
miércoles 23 de abril de 2014, 10:51h
Madrid está triste, ¿qué tendrá Madrid? Su príncipe abandona la carroza de sueños.
Los suspiros se escapan de su boca de fresa, que ha perdido la risa, que ha perdido el color. Ay, quiere ser golondrina, quiere ser mariposa, tener alas ligeras, bajo el cielo volar; ir al sol por la escala luminosa de un rayo, saludar a los lirios con los versos de mayo o perderse en el viento sobre el trueno del mar...
Para evitar el naufragio, el PSOE ha soltado lastre. Los aplausos eran de alegría, los llantos, de cocodrilo. Madrid está triste. Ha perdido a su diputado. Aunque fuera el perdedor, era su diputado que fue presidente por los votos del Partido Socialista de Cataluña y que recibió las llaves de la nación en la que ni él ni su Chacón creían.
Quien les escribe, se equivocó como se equivocó la paloma. Dijo que el dos de febrero y ha sido el dos de abril. Dijo que para San Blas bendito, y ha sido para el día de San Abundio, obispo de la ciudad de Como. Si espera al dos de mayo, como cuando Madrid se rebeló contra los ocupadores. Madrid, que hoy llora por su lastre perdido.
“Quiero, por todo ello, pediros que en los debates que mantengáis, si se suscitan cuestiones de política general, aprovechéis la oportunidad para explicar lo que hacemos desde el Gobierno de España”, dijo, y fue en este momento cuando, desde las prietas filas, recias y marciales, se escuchó el eco del misil de una guerra silenciada y no reconocida. Al lastre le escribieron un discurso de campanillas en el que, por una vez, también se decían verdades: “Por delante unas elecciones autonómicas y locales y una intensa actividad de gobierno en un periodo trascendente para nuestro país”. Y a continuación, su antepenúltima mentira: “Cuando fui elegido presidente del gobierno en 2004 pensaba que dos legislaturas, era el periodo razonable al que podía aspirar para estar al frente de los destinos del país. Dos legislaturas. Ocho años. No más. Pensaba que era los más conveniente”. Dijo que eso era lo que “pensaba”, porque decirlo, decirlo, solo a Sonsoles y a Pepe Bono, el amigo invisible.
De aquí a la eternidad, fue su discurso: “Compañeras y compañeros, Hemos podido cometer errores. Pero hemos dado la cara en todo momento”. Tanto, que su Partido se la partió para evitar la catástrofe. Y para finalizar: “Eso, compañeros, muchas gracias”; y Leire, por lo bajinis, “¡Jo, se ha olvidado de las compañeras!”.