Las obras de la senda peatonal y ciclista de la carretera TO-23, que conectará los barrios de Santa Bárbara y el Polígono de Toledo, han alcanzado un momento clave con la instalación de la pasarela atirantada.
La infraestructura forma parte de un proyecto de movilidad sostenible financiado con fondos europeos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, y supone una inversión de 3,6 millones de euros. Se espera que la obra concluya en junio de 2026.
La delegada del Gobierno en Castilla-La Mancha, Milagros Tolón, ha visitado el avance de los trabajos y ha destacado que se trata de “un proyecto emblemático y muy demandado por los vecinos que va a conectar tres barrios de Toledo”.
Según ha señalado, la senda permitirá la comunicación del Polígono con Santa Bárbara y dará continuidad a la senda existente que conecta con Azucaica, mejorando la movilidad segura y sostenible para peatones y ciclistas.
El proyecto contempla la construcción de más de 8 kilómetros de carril peatonal y ciclista, con la intención de separar a los usuarios vulnerables de la carretera y garantizar un tránsito más seguro. La pasarela, cuya estructura se ha ensamblado previamente en taller y se coloca por tramos, conectará además el Polígono residencial con la zona industrial.
“Con esta actuación vamos a proteger a los usuarios más vulnerables y dar respuesta a una demanda histórica de la ciudad de Toledo”, ha indicado Tolón, quien ha subrayado que la obra “responde al compromiso del Gobierno con la calidad de vida de los vecinos y la modernización de las infraestructuras urbanas”.
La obra se inició en abril de 2024 y se está ejecutando con “afectación mínima al tráfico”, según ha explicado la delegada, que ha estado acompañada por el jefe de la Demarcación de Carreteras del Estado en Castilla-La Mancha, Javier González, y Ramón Sánchez de León, responsable del diseño de la pasarela.
Una vez finalizada, la infraestructura será cedida al Ayuntamiento de Toledo para su gestión. Tolón ha concluído su intervención resaltando que este proyecto “constituye un ejemplo de cómo los fondos europeos permiten invertir en infraestructuras modernas, seguras y sostenibles, adaptadas a las necesidades de la ciudadanía”.
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