La conquense Ana Belén Rodríguez Patiño es una de las figuras literarias y académicas más versátiles de Castilla-La Mancha. Historiadora, doctora en Historia Contemporánea por la Universidad Complutense, guionista, poeta y narradora, ha desarrollado una trayectoria que abarca desde la investigación histórica hasta la novela contemporánea. Con varios ensayos de referencia, obras de ficción reconocidas y colaboraciones en prensa y medios especializados, su nombre se ha consolidado en el panorama cultural regional y nacional. Su último gran hito: la publicación de La piel de los tártaros (2024), adaptada posteriormente al cine con notable éxito.
CUENCA, PUNTO DE PARTIDA
Quienes la conocen afirman que la serenidad de Cuenca —sus balcones suspendidos, su mezcla de piedra y aire— se cuela inevitablemente en su manera de escribir. Allí nació y allí aprendió que la historia no es un compendio de fechas, sino un tejido de vidas reales. Quizá por eso, desde muy joven, dirigió su curiosidad hacia quienes transitan las fronteras entre lo público y lo íntimo: milicianos, guerrilleros, narradores del pasado y héroes anónimos.
Su primera etapa profesional estuvo muy vinculada a la investigación y a la divulgación histórica. Libros como “La Guerra Civil en Cuenca (1936-1939)” (2004) o “Los últimos milicianos: guerrilleros en los Montes de Toledo” (2006) dieron cuenta de una voz rigurosa, valiente y profundamente comprometida con el contexto social de Castilla-La Mancha.
En paralelo, ejerció como guionista y directora de proyectos audiovisuales, editora externa y colaboradora habitual de prensa y publicaciones especializadas. Y, casi sin proponérselo, fue cosechando premios de poesía y relato corto que ampliaron su reconocimiento fuera del ámbito académico.
LA NARRATIVA COMO DESTINO
Aun así, la historia terminó llevándola hacia otro territorio: la novela. Desde 2013, con la publicación de “Donde acaban los mapas”, su producción literaria ha crecido de manera constante. Le siguieron “Todo mortal” (2015), “Las aventuras del joven Bécquer” (2016), “El mensajero sin nombre” (2018) y “La estética de los nadadores” (2020), obra finalista del Premio a Mejor Novela Negra en el Festival de Cubelles 2021.
Su estilo —preciso, directo, íntimo y a la vez lleno de tensión narrativa— confirma a una autora capaz de moverse con soltura entre géneros sin perder autenticidad.
UNA CONQUISTA RECIENTE: “LA PIEL DE LOS TÁRTAROS”
Tras tres años de trabajo silencioso, en 2024 Rodríguez Patiño regresó con “La piel de los tártaros”, una novela publicada vía Amazon que ha dado mucho que hablar. En ella reconstruye la historia real de una agente infiltrada en las filas de ETA a principios de los años noventa.
A través del personaje de Esther Castells, nombre ficticio pero alma verdadera, la autora dibuja el vértigo de quienes viven entre dos vidas: la propia y la que deben interpretar para sobrevivir. Violencia, identidad, sacrificio y fragilidad se entrelazan en un relato donde cada paso es un riesgo y cada silencio pesa tanto como una bala.
El impacto de la obra traspasó pronto las páginas del libro: fue adaptada al cine bajo el título “La Infiltrada”, una producción que terminó cosechando varios Premios Goya, consolidando el alcance de su narrativa.
ORGULLO DE TIERRA
Hoy, Ana Belén Rodríguez Patiño se dedica en exclusiva a escribir. Y aunque su obra viaja por escenarios diversos y épocas convulsas, regresa siempre, de un modo u otro, al espíritu de su tierra: la capacidad de resistir, de mirar de frente a la historia y de contarla sin miedo.
Porque si algo define a esta conquense universal es la fidelidad a aquello que la forjó. Su literatura es, en esencia, un homenaje a la memoria y a la identidad. Y desde ese corazón castellanomanchego que late entre las hoces del Júcar, Ana Belén sigue demostrando que también desde Cuenca se puede narrar el mundo entero.
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