Durante exactamente setenta y cinco minutos, el fútbol escribió una historia imprevisible en el estadio Pedro Escartín. El FC Barcelona estuvo muy cerca de verse abocado a una prórroga —e incluso a una eliminación— ante un Dépor Guadalajara valiente y competitivo, que llegó a amenazar seriamente el pase del gigante blaugrana en la Copa del Rey.
El guion solo se rompió en el tramo final del tiempo reglamentario. A menos de un cuarto de hora para el final, Frenkie de Jong encontró un resquicio en la heroica defensa local con una rosca precisa dentro del área. Andreas Christensen culminó la acción con un remate de cabeza que acabó en la red tras tocar en un defensor, un gol con dosis de fortuna que alivió la tensión azulgrana.
Pese al golpe, el Dépor no bajó los brazos. De hecho, dejó inmediatamente después su mejor acción ofensiva de la noche en las botas de Salifo Mendes: control orientado con giro cercano a los 180 grados, conducción y un disparo casi perfecto que obligó a Marc-André ter Stegen a firmar la mejor parada del partido para evitar el empate.
UNA NOCHE QUE SE HIZO ESPERAR
El guardameta alemán ya había sido protagonista incluso antes del pitido inicial. Su regreso a la titularidad tras la lesión sufrida en verano centró buena parte de la previa, marcada además por la polémica en torno a los plazos de recuperación y las implicaciones que tuvo para el club en la inscripción de futbolistas en LaLiga.
Pero el partido fue especial desde mucho antes. Minutos antes de las 21.00 horas, horario inicialmente previsto para el inicio, el club local anunció el retraso de media hora “por cuestiones organizativas y de seguridad”. El motivo: problemas con la homologación de la grada supletoria instalada para la ocasión. Aunque finalmente se abrió parte de esa zona, algunos aficionados tuvieron que quedarse fuera del estadio.
Sobre el césped, el Barcelona también pareció llegar tarde. Al descanso se alcanzó con 0-0 y con el estadio coreando “¡Sí se puede!”. El dominio visitante fue claro, pero estéril: fútbol plano, pocas ocasiones y un Dani Vicente que no tuvo que vestirse de héroe para mantener su portería a cero.
RASHFORD DECIDE AL FINAL
Tras el descanso, Hansi Flick agitó el banquillo. Pau Cubarsí entró por Marc Bernal y Marc Casadó, que había comenzado como lateral derecho, pasó al mediocampo tras ceder su posición a Eric García.
El Barça aumentó el ritmo de circulación y empezó a llegar con más claridad, aunque siguió expuesto a las contras de un Dépor sin complejos. El encuentro se mantuvo en el alambre hasta ese minuto 75 que cambió el rumbo.
La sentencia definitiva llegó ya al filo del 90. Lamine Yamal filtró un buen balón en profundidad que Marcus Rashford, actuando como ‘9’, mejoró con una acción de mucha calidad: quiebro al portero sin tocar el balón y definición a puerta vacía para firmar el 2-0 definitivo.
El Barcelona avanzó así a la siguiente ronda, pero lo hizo tras una noche de sufrimiento y advertencia: en la Copa del Rey, incluso los gigantes deben sudar hasta el último minuto.