Muerto el perro, ¿se acabó?

Osama Bin Laden ha muerto, supuestamente, a manos de fuerzas especiales de Estados Unidos en una operación cerca de la capital de Pakistán, Islamabad, en la que por fortuna no ha habido que lamentar víctimas mortales entre los civiles de la zona. Cuando están a punto de cumplirse diez años de la masacre contra las Torres Gemelas (el 11-S de 2001), que terminó con la vida de casi tres mil personas en un atentado sin precedentes en el mundo, el cerebro ideológico de ese plan sanguinario ha claudicado ante las fuerzas de seguridad del país más poderoso del mundo. Los norteamericanos ya han salido a la calle para agradecer a Barack Obama la acción militar con la se toman la venganza y limpian la impotencia y la desesperación de esas imágenes, que nunca se borrarán de sus retinas, de los aviones impactando contra las torres del centro neurálgico y financiero de Nueva York. En cierto modo, el hombre más buscado del planeta también se considera que se escondía detrás del atentado contra los trenes de cercanías de Madrid ese 11-M de 2004 y contra el metro y otros medios de transporte público el 7-J 2005 en Londres. Tanto España como Inglaterra fueron castigados con este golpe terrorista por el férreo apoyo político que habían prestado a EE.UU., aunque es difícil saber si hubo otros motivos que llevaron a estos acólitos de Satanás a perpetrar estos actos dantescos. Para muchas personas hoy se cierra un capítulo en esta historia, pero el integrismo islámico, aunque descabezado, podría rehacerse y vengar la muerte de este cerebro del mal. De hecho, muchos medios ya indican que muchos países están extremando la seguridad para prevenir cualquier tipo de represalia de los defensores del asesino con mayúsculas. La verdad que todavía es difícil hacerse a la idea de que esto haya pasado porque el tiempo ha hecho difuminarse la sombra de este terrorista, aunque siempre haya sido muy alargada siempre que se ha hablado de integrismo islámico. Nunca olvidaremos todas esas fechas que he puesto, al menos los que tuvimos el infortunio de vivirlas en imágenes, sobre todo esas líneas que conectaban con la Estación de Atocha en la jornada en que el corazón de España se paró durante unos segundos. En nuestro país también hemos conocido la noticia de que el Supremo prohibirá que Bildu concurra a las elecciones por la vinculación de muchos de sus integrantes con ETA, pese a que se han autodefinido como independientes. Sus razones tendrá el tribunal. Ahora sólo queda que demuestren que van a dejar de extorsionar a las empresas vascas con el impuesto revolucionario. Habrá que verlo.