El Arzobispo de Toledo presidió el funeral por el sacerdote Miguel Pajares Martín, misionero en África
Monseñor Braulio Rodríguez Plaza estuvo acompañado por más de 30 sacerdotes, entre los que se encontraban el Secretario General de la Conferencia Episcopal Española y el Director de Obras Misionales Pontificias en España
viernes 15 de agosto de 2014, 14:03h
“... y pasó haciendo el bien”, es la frase con la que los Hermanos de San Juan de Dios, la Delegación Diocesana de Misiones de Toledo y muchas de las personas presentes en el funeral celebrado el 13 de agosto en el Hospital San Rafael, en Madrid, quisieron reflejar el sentido y compromiso del sacerdote Miguel Pajares Martín, misionero en África, “Hermano Miguel”, como ha sido llamado por los superiores y compañeros de la Orden.
La celebración eucarística estuvo presidida por el Arzobispo de Toledo y Primado de España, Monseñor Braulio Rodríguez Plaza, presidente de la Comisión Episcopal de Misiones y de Cooperación con las Iglesias, quien estuvo acompañado por más de 30 sacerdotes. Entre ellos, el Secretario General de la Conferencia Episcopal Española, José María Gil Tamayo, el Director de Obras Misionales Pontificias en España, Anastasio Gil. Desde la Archidiócesis de Toledo, el Arzobispo ha estado acompañado por el Delegado Episcopal de Misiones de Toledo, Jesús López Muñoz, y por el Párroco de La Iglesuela. Precisamente la Parroquia de La Iglesuela acogerá el próximo sábado, 16 de agosto, un funeral por el Hermano Miguel Pajares, a las 6 de la tarde.
En sus palabras de la homilía, Monseñor Braulio Rodríguez Plaza, que acaba de regresar de un viaje misionero en Etiopía, quiso agradecer el trabajo de los hermanos de San Juan de Dios y de manera general a todos los misioneros repartidos por el mundo. A ellos dirigió sus palabras, porque, severó el Arzobispo toledano, “hacéis el bien”, destacando que “los misioneros no es que sean de otra pasta, es que son hombres y mujeres auténticos”.
Desde esa gratitud, Monseñor Braulio Rodríguez recordó el amor, la entrega, compromiso y la fuerza que han marcado la vida del Hermano Miguel. En esa línea, el Arzobispo señaló que Miguel “nunca reivindicó nada”, sino que su deseo era haberse quedado allí, “que el hermano general tuvo que decirle que regresara”. “Él no tuvo miedo”, enfatizó Monseñor Braulio, “porque ama, como tantos misioneros”. Ese ejemplo, debe llamarnos la atención, porque, como también añadió el Arzobispo de Toledo, “no debemos tener miedo, debemos afrontar el problema, hace falta invertir y que nuestras autoridades sean valientes”.
Romper la barrera del miedo, fue otra de las afirmaciones de Monseñor Braulio Rodríguez Plaza. Afirmó que debemos romper esa barrera del miedo, “para poder ver cómo Jesucristo hoy está sufriendo en todos los lugares de la Tierra”, diciendo con especial fuerza que “a Cristo no podemos hacerle desaparecer de la realidad”. Destacó, en este sentido, la labor de evangelización que hace los misioneros, precisando que “evangelizar no es hacer proselitismo sino anunciar lo más grande que ha sucedido a este mundo”.
También quiso destacar el Arzobispo toledano que “los misioneros dejan alto el nombre de España”, y sin duda “nos ayudan a seguir adelante para frenar la injusticia del ébola”. Rodríguez Plaza aseveró que “no debemos echarle la culpa a Dios y entre todos debemos seguir haciendo el bien, como el hermano Miguel, que es un claro ejemplo de que merece la pena vivir así”. Recalcó también que lo "que ha hecho el padre Miguel y sus compañeros y otros muchos cristianos y no cristianos, es algo que nos está diciendo que podemos cambiar, que las enfermedades pueden afrontarse, lo que hace falta es invertir, ver cómo se pueden afrontar, ver cómo es posible que en esta parte del mundo haya prácticamente de todo y allí no haya nada".
Previamente, y abriendo la ceremonia religiosa, el Provincial de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, Miguel Ángel Varona, insistió en que "habiéndole conocido, Miguel Pajares no me dejaría que hablásemos de él. Me diría que hablásemos de los enfermos desesperados que viven en su Liberia querida". Proseguía Varona diciendo que "me diría que os dijese que ellos son los verdaderos protagonistas, y que tenemos que hacer lo posible por ayudarlos". Además tuvo un recuerdo también para los hermanos Patrick y George, la hermana Chantal y los colaboradores que fallecieron combatiendo el ébola, y el millar de muertos y miles de afectados en África. Entre los que se encuentra la hermana Paciencia, quien junto a Helena y los trabajadores "todavía siguen luchando para poder sobrevivir". Y Miguel, y los otros, "que nos echen una mano desde arriba".