El Bar 'La Madrileña' echa el cierre por jubilación, la de su gerente desde hace medio siglo, José Luis Higueruela, quien junto a su mujer Feli Trancón heredó el negocio que los padres de él, Pepe y Carmen, fundaron en la céntrica Corredera del Cristo. Muchas anécdotas las que se han vivido en estos pocos metros cuadrados, en los que se ha formado una familia con esos viejos clientes que siguen pidiendo “un bocata de calamares de los de siempre”.
Pero al margen de su creación 'estrella', La Madrileña se ha conocido por su bacalao rebozado, ensaladilla rusa o la caballa en escabeche -ya preparándose para la Semana Santa-, además de tapas y pinchos, como la oreja, la tortilla de espinacas o en salsa, o los huevos rellenos. Sin embargo, José Luis y Feli nunca han cerrado su carta y siempre que le han pedido algo raro ha tratado de satisfacer a sus clientes, incluso con el bocata de gambas rebozadas que una vez le pidieron.
Estos bocadillos y raciones fueron “la herencia que me dejó mi madre” y hoy todavía siguen llenando su carta. No lleva la cuenta, habría sido una locura, pero asegura haber vendido cientos de miles de bocatas de calamares en La Madrileña, un nombre que le viene de los orígenes maternos, de una madre madrileña de pura cepa que nació en Cuatro Vientos. Cuando vino a Talavera se casó con su padre y, aunque comenzaron vendiendo frutas y verduras, retomaron el local de un antiguo bar de unos sevillanos -llamado La Alhambra-, allá por el año 1961.
José Luis tomó el testigo en aquellos años en que se vendía en la zona de la Corredera de todo, ya que era el punto neurálgico al más puro estilo de mercado. “En Navidades se vendían pavos, conejos, gallos y gallinas; estaba todo en la calle y cualquier podía comprar”, subrayó. Pasados los años ese encanto se ha perdido y lamenta que el Mercado de Abastos, “que danta vida nos ha dado”, todavía siga cerrado. Respecto a los tiempos económicos que corren, expresaba que “la única crisis que he notado ha sido ésta, las demás ninguna”.
SATISFACCIÓN. El 2016 será el último año en que regente su bar, el de sus padres. Los clientes le animan a que continúe, pero José Luis tiene claro que ha llegado la hora de colgar el delantal y descansar. Nada más satisfactorio que los clientes le digan que lo ha hecho bien, y no habrá nada de extraño cuando ha logrado la proeza de “mantener a una clientela después de 50 años”, reconoce. Su mujer ha sido una 'pata' fundamental en este camino; “sin ella no hubiese podido seguir, la cocina me la ha dado ella”, señalaba.
En este más de medio siglo ha formado su familia, mientras se ha seguido poniendo en pie cada día a las cinco y media de la mañana, para echar el cierre a las diez o las once, incluso pasada la medianoche los fines de semana. Sin embargo, tiene claro que cuando se jubile no va a madrugar tanto, aunque dice que no le ha costado este tiempo hacerlo pese a que termina las jornadas cansado por la labor. “Lo que más valoro del trabajo es que lo he hecho con satisfacción y la gente lo ha valorado”, afirmaba orgulloso, y añadía que “he estado en el sitio que más me ha gustado”.
Ahora llega el momento de dedicarse a su mujer y a sus aficiones: la pintura o el baile, de hecho recuerda como muchas veces no ha dudado en hacerlo con su esposa dentro de la barra, como 'show' a sus clientes.
FAMOSOS. Por La Madrileña han pasado muchos políticos, una de las últimas a nivel nacional María Dolores de Cospedal, aunque sobre todo grandes figuras de la escena; desde Florinda Chico, Antonio Molina, Rafael Farina o Fiorela Faltoyano; hasta otros más actuales como Belén Rueda, Ivonne Reyes, Pepón Nieto, Anabel Alonso o Neus Sanz. “Casi todos han probado los calamares”, rememoraba. El Teatro Palenque ha sido su gran aliado para poder fotografiarse y atender a estos artistas. Todavía no sabe cual será el futuro del local, de momento seguirá trabajando como el primer día mientras se cocinan los calamares que servirá al primer cliente que lo pida; y al que le sabrán a gloria.
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