¡Mon Dieu: L’Espagne!

Quizá en lo deportivo estuvieron lejos de la perfección, aunque la locomotora futbolística pergeñada por Vicente del Bosque sigue dando resultados, al menos en lo que a números se refiere. Los partidos de España siguen siendo auténticos recitales de fanatismo en bares y terrazas, aunque luego cada uno tenga su ‘once’ preferido o considere que los cambios han sido los más adecuados. Lo que está claro es que la imagen de España va mucho más allá de lo deportivo, quizá ya lo he dicho en alguna ocasión anterior, porque destacan por su gran capital humano y por ser un grupo compacto y homogéneo, amigos dentro y fuera del terreno de juego. La soberbia es uno de los siete pecados capitales calificado como vicio en las enseñanzas del cristianismo, y guiados por la religión o bien por la ética humana sabemos que no debemos aplicar este sentimiento para referirnos a la victoria sobre los ‘galos’, pese a que ellos hayan desacreditados a nuestros deportistas con su guiñoles enmascarando sus grandes logros deportivos con chistes y comparaciones relacionadas con el dopaje. Creo que son ellos, como siempre sin generalizar, los que más tendrán que rendir cuentas ante Dios o ante sus conciencias por excederse en este tipo de vicios. Mientras tanto nosotros nos remitimos a los hechos y en la Eurocopa nos referiremos a ellos mirando hacía atrás porque ahora lo importante es mirar hacia adelante para sumar y seguir. Pero se preguntan ustedes, ¿que hubiera pasado si España hubiera caído ante los ‘gabachos’? No me quiero ni imaginar el despliegue de medios para el guión de los guiñoles o para el titular de medios como L’Équipe. Y eso que son vecinos...qué mala es la envidia.