Felipe Medina
miércoles 23 de abril de 2014, 10:51h
El rey que puso Franco, el que juró lealtad a Franco y todas sus leyes, si, el rey Juan Carlos, interrogado sobre la marcha España, el pasado 23 de febrero, respondió que España está "mejor que antes" y que él dormía bien.
A los demócratas les escandaliza y apena que el jefe de un Estado minado por la corrupción y los abusos duerma tranquilo y se sienta satisfecho. Su deber, ante la situación dramática que vive España, sería más bien, padecer un insomnio insoportable, sufrir con el pueblo y presionar a la degenerada tribu política para que desaparezcan los desmanes, abusos e injusticias.
Sin embargo, el Rey sacó la cara por Zapatero desde San Petersburgo destacando las "importantes" reformas impulsadas recientemente por su Gobierno para superar las consecuencias de la crisis económica. En la apertura del encuentro hispano-ruso de empresarios, el monarca afirmó que en España, donde las consecuencias de la crisis "todavía se dejan sentir", se han "adoptado importantes decisiones por parte de nuestro Gobierno".
El monarca de los españoles, tan satisfecho él con su vida y sus privilegios, debería acercarse más a su pueblo y sentir el soplo horrendo de la pobreza que avanza, del sufrimiento humillante de los casi cinco millones de personas que no pueden trabajar, la angustia de esa masa de jóvenes bien preparados que no encuentran trabajo y tienen que emigrar, la humillación humana de los que hacen colas en los comedores de caridad y de los que duermen en las calles y parques, envueltos en plásticos y cartones y también de los cientos de miles de españoles que se quedan sin hogar porque son embargadas sus viviendas por no poder pagar los recibos de la hipoteca.
El rey de los españoles debería aparecer ante su pueblo no como un ser satisfecho que duerme bien, sino como un látigo indignado que combate la delincuencia que se ha incrustado en el Estado de las Autonomías, donde hay demasiados políticos nadando en el abuso y el delito, donde se cobran pensiones sin haber trabajado en empresas, donde se reciben subvenciones por parentesco o amistad, donde se reciben regalos y donde miles se enriquecen de manera injustificada e inexplicable. Sin embargo el rey, el rey que puso Franco, duerme bien.
Para el rey y toda su familia no hay crisis. El rey es rico, no está inmerso en el pozo de la pobreza, la necesidad, el desempleo o el embargo. Se necesita tener muy poco tacto, ser insolidarío y dar la espalda a la cruda realidad para ir por el mundo defendiendo a Zapatero. No se si ZP merece que le rey de “todos los españoles” saque la cara por él. De lo que si estoy completamente convencido es que el rey debería, más bien, sacar la cara por todos los ciudadanos españoles en paro, por todos los empresarios que ya no saben que hacer y por todas las familias con necesidades de primer orden. Cada vez es más extendida la tragedia, sufrimiento y ruina en miles y miles de familias españolas y ello, gracias a la ineptitud y soberbia del ZP y sus correligionarios. Sin embargo, el rey que juró lealtad a Franco y todas sus leyes, saca la cada por ZP. O quizá, es que este Borbón, no destaca por su inteligencia y por ello, es tan amigo de Zapatero.
¿Cómo se le ocurre al Rey mostrar tanta simpatía hacia un inepto total que se comporta como un reyezuelo centroafricano? No alcanzo a comprenderlo, la verdad. Creo que ya le ha llegado la hora del relevo y de su retiro porque a la vista está que no se comporta de una manera natural, neutral ni lógica. Aunque, eso sí, tras él, vendrá su hijo, otro rey, otra ambigüedad, otro fantasma del franquismo…
Esta claro, este hombre debe abdicar, pues defender las reformas de Zapatero como soluciones para enfrentarse a la crisis con solvencia es de ser muy simple. O quizá, es que, tal vez la simpleza sea la mayor consideración para ser rey de España. Más vale que se quedara callado, ya que para dar buena imagen de España no hace falta que mienta y diga que Zapatero es estupendo y lo está haciendo bien, así solo pone al descubierto la cara tan dura que tiene. Por cierto Majestad, ¿por qué no se calla?
Siempre lo dije, la monarquía es una institución obsoleta y retrograda, que a estas alturas del siglo XXI, no vale para nada en absoluto.
¡Viva la República!