Castilla-La Mancha cuenta con un total de 38 zonas de baño oficiales distribuidas por sus demarcaciones hidrográficas del Júcar, Tajo, Guadiana y Guadalquivir. De ellas, 37 estarán activas durante esta temporada estival, ubicadas en 24 municipios de la Comunidad Autónoma, ofreciendo a residentes y visitantes la oportunidad de disfrutar de parajes naturales controlados y seguros.
Por provincias, Albacete dispone de ocho zonas de baño, destacando siete lagunas en el municipio de Ossa de Montiel y una en el río Júcar, en Alcalá del Júcar. Ciudad Real supervisa diez zonas, entre ellas las localizadas en el río Bullaque, el Pantano de Carboneras y el Parque Natural de Las Lagunas de Ruidera.
En Cuenca, ocho zonas de baño se reparten en embalses y ríos como el Buendía, Guadiela y Júcar. Guadalajara concentra ocho zonas en ríos y embalses de su territorio, mientras que Toledo cuenta con cuatro, tres en las Lagunas de Villafranca de los Caballeros y una en el Embalse de Cazalegas en Talavera.
Para garantizar la salud y seguridad de quienes disfrutan de estos espacios, la Consejería de Sanidad, a través de la Dirección General de Salud Pública, implementa el Programa Regional de Vigilancia Sanitaria de las Aguas de Uso Recreativo. Este programa se basa en inspecciones visuales regulares y análisis microbiológicos quincenales que evalúan la calidad del agua y las condiciones de las instalaciones hasta el cierre de la temporada, previsto para el 30 de septiembre.
Además de los parámetros microbiológicos, se realiza un seguimiento de cianobacterias y microcistinas para prevenir riesgos para la salud, gracias a la colaboración del Instituto de Ciencias de la Salud de Talavera de la Reina.
Los ciudadanos pueden consultar el estado actualizado de estas zonas a través del sistema nacional ‘NÁYADE’ y la página web de Sanidad Castilla-La Mancha.
La Consejería recuerda la importancia de respetar la señalización y las advertencias presentes en cada zona, así como prestar atención a las variaciones en la profundidad y la dinámica natural del terreno, que pueden ocasionar fondos inestables o pozas inesperadas.
Por último, los ayuntamientos son responsables del mantenimiento, limpieza, vigilancia y señalización de las zonas de baño, así como de la gestión preventiva frente a posibles vertidos, garantizando así un entorno seguro y saludable para todos.