Con la sesión matinal dedicada a otras líneas de investigación sobre los
Orígenes de Europa y la vespertina a la relevancia de
Toledo en ese periodo y en ese proceso, se ha cerrado el jueves 11 de diciembre brillantemente este
Seminario, que ha venido ser como un bosquejo o ensayo de la capitalidad cultural europea en 2031, por la que puja nuestra ciudad, y una firme propuesta de la ciudad como espacio para el diálogo en un momento de confrontación e incertidumbre.
Este Seminario, organizado por la Asociación Urbs Regia, ha contado con el patrocinio de la Comité Nacional Español de Cooperación con UNESCO y la colaboración de la AECID, el Ministerio de Cultura y la Diputación provincial de Toledo.
Lo que ha quedado claro es la complejidad conceptual, geográfica, histórica y cultural de Europa, a manera de puzzle que hay que recomponer cada cierto tiempo. De algún modo, es realidad cambiante pero a la vez concepto estable, permanente proyecto, ideal de concordia y convivencia que se ha materializado en nuestras instituciones y no debe retroceder. Una apretada sesión de debate y conclusiones resumió las plurales y muy interesantes ponencias y aportaciones del presente Seminario.
Ivsn Bodrozic, de la Universidad de Split, expuso el complicado periodo de asentamiento del pueblo croata al radicarse en el siglo VII en territorio del Imperio. Un triple problema: linguüístico (su lengua eslava, el ilirio, que derivó en el croata), cultural (bastante ajenos a la base grecolatina) y religiosa (su paganismo). El trabajo de este investigador explora el papel de la figura de San Jerónimo para integrar a ese pueblo en un nuevo marco cultural, en sintonía con el resto de la naciente Europa. Y añade el factor eslavo, muy relevante, junto al germánico, en la construcción europea.
Jordina Sales, de la Universidad de Barcelona, estudia a partir de fuentes escritas y datos arqueológicos el interesante proceso de implantación del cristianismo en Barcino, un núcleo urbano que creció con la debacle imperial, convirtiéndose en episcopado en el siglo IV. La era visigoda fue de prosperidad, celebrándose concilios tanto en la fase de arrianismo como en la católica. El cristianismo, a través de una influyente minoría mozárabe, sobrevivió al dominio musulmán en Madinat Barshiluna, y abocó a un estatus de capitalidad cristiana en la marca meridional en época carolingia.
Virgilio Martínez Enamorado, de la Universidad de Málaga, compila las aportaciones de autores árabes medievales, que se ocuparon, desde la historia y la geografía, de Europa. Su exposición abarca un amplio periodo (del siglo IX al XV, incluyendo autores andalusíes, magrebíes y oriental (árabe, persa o turco), tocando desde el costumbrismo a la cartografía.
Para Elena Caliri (Universitá de Messina, Sicilia) hay algunos tópicos y mitos en torno a la caída del Imperio romano de Occidente, la disolución de sus instituciones y el advenimiento de los reinos romano-bárbaros. Más que el fin de la civilización romana, lo que se produce es la transformación de una estructura supranacional en una fragmentación de reinos. Europa vendría a ser una unidad histórica hecha de diversidad: una entidad cultural compleja y variada.
Oretum, interesantísimo enclave arqueológico castellano-manchego (situado en Granátula de Calatrava), situada en el corredor del río Jabalón, fue nudo importante en la comunicación entra la meseta y el Sur peninsular. Su ocupación abarca fases ibéricas, romanas, tardorromanas, visigodas, andalusíes y cristianas. De oppidum fortificado pasó a municipium y sede episcopal en la etapa visigoda. Los arqueólogos Antonio Poveda y José Luis Fuentes, responsables del proyecto Oretum, destacaron los grandes avances de las excavaciones (baptisterio de inmersión, necróplis con 400 tumbas, complejo cultual con basílica e iglesia), constatando una red cristiana en torno a Oretum. Describen a Oretum “como un laboratorio
arqueológico privilegiado para el estudio del tránsito entre Antigüedad y Edad Media”.
Juan Manuel Rojas, director del yacimiento de Guarrazar, en Toledo, destaca la presencia de la Iglesia y su protagonismo desde la conversión de Constantino. Los restos que se siguen descubriendo en Guarrazar forman parte de un santuario visigodo y traslucen, en su rica simbología, un potente vínculo de este espacio con la monarquía visigótica.
Según Vasilis Tsiolis, de la Facultad de Humanidades de Toledo, UCLM, Toledo experimenta una evolución desde el municipium altoimperial a la sedes regia visigoda, que adquiere en el siglo VI, convirtiéndose en centro de emisión legislativa, innovación religiosa y punto de referencia diplomática en la escena internacional. El reino visigodo proyectó a Toledo como un importante polo generador de cohesión cultural, anticipando elementos definitorios de la posterior idea de Europa.
Si el primer día de Seminario, el cierre fue una grabación en directo de un popular podcast, La escóbula de la brújula, en esta segunda hubo un interesante complemento cultural: la visita guiada al caso histórico a través del juego de la Oca, una propuesta creada por el investigador y editor Luis Dévora en su libro “La Oca de Toledo, un viaje iniciático por la Ciudad Mágica” (Universo Oculto, 2022). Identificando las casillas de la Oca con enclaves históricos, simbólicos y patrimoniales de la ciudad, y aportando además una apasionante experiencia, no solo lúdica sino de crecimiento personal.